Capítulo 8

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                                                                                       Capítulo 8


El doctor dijo que todos los estudios salieron bien, que en cuanto antes de la semana que viene tendría mis nuevos pulmones. Y es en ese momento donde comienzo a pensar en todas las cosas que podría hacer fuera de aquí. Empiezo a soñar con la idea de tener una habitación propia, decorada por mí y comer la comida de mi madre todos los días. Pienso en la universidad y toda la gente nueva que podría llegar a conocer, entonces la discusión que tuve con Lucky no me parece tan importante.

−Vete al carajo, Lucky −susurro en voz alta con la emoción de una vida diferente pero cuando menos me lo espero recibo una carta de él por abajo de mi puerta.

Querida Grace: Se que no quieres saber de mí ahora mismo y lo comprendo, me comporte como un idiota. No sabes lo mal que me siento por tratarme como lo hice, no me justificare ante mis asuntos pero lo cierto es que me gustaría mucho hablar contigo. Es urgente, te esperare en el jardín a las 12:30.

Y vuelvo a maldecirlo porque la idea de conocer gente nueva no me emociona tanto como leer su nombre en la postal de la carta. Porque aunque quisiera no podría escapar de sus ojos café, que me persiguen incluso en los sueños pero debo hacerlo y tal vez este sea el momento perfecto. Me iré de aquí pronto una vez tenga mis pulmones y no volveremos a vernos.

 Me lo imagino sentado en el banco esperando mi llegada y me siento mal pero también lo hago por él. Rompo la carta y me olvido de sus palabras. O al menos, eso intento.

Los chicos que ayer conocimos en el parque, Agusto y Dilan, vinieron a visitarnos. Nos reunimos todos en la azotea. 

−Los directivos se dieron cuenta que fuimos nosotros los que pintamos la escuela y nos suspendieron por tres días −Dilan me mira exclusivamente a mí, regalándome una sonrisa amigable hasta que su expresión cambia al escuchar la fuerza al abrir la puerta.

Es Lucky.

−¿Que hacen ellos aquí? ¿Ustedes los dejaron venir? −Lucky aparece desbordando de furia. Se acerca a Dilan que esta sentado justo en la silla donde se sentaba su mejor amigo −. Levántate de ahí.

−¿Y tú quien eres? −Dilan parece confundido.

−Sal de ese asiento − Lucky trata de respirar profundo y tranquilizarse −. Por favor.

−No quiero −Dilan se recuesta −. Ellos me invitaron.

Lucky me mira decepcionado y con la mandíbula tensa.

−Esas sillas son mías y si no te levantas ahora mismo yo lo haré.

Me pongo de pie, le digo a los chicos que mejor debe riamos dejarlo para otro día pero no me hacen caso.

Dilan se pone de pie justo frente a Lucky.

−Eres un maldito enfermo, ¿a quien crees asustar, idiota? −Dilan se ríe junto con su amigo y le da una fuerte patada a la silla −. Púdrete.

Lucky reacciona de inmediato y me da una piña en el rostro con furia. Toda su adrenalina sube al máximo y comienza a golpearlo sin parar.

−Lucky ya basta −Logan intenta detenerlo pero no puede −. Lucky por favor −le grito desesperada hasta que Agusto lo toma de los hombros y logra detenerlo.

Dilan tiene toda la nariz cubierta de sangre y su ojo hinchado. Se levanta como puede y junto con su amigo corren hasta la sala de enfermería. Lucky se queda mirando la silla con los ojos cubiertos de lagrimas, no dice nada y tampoco nosotros nos atrevemos a decir algo.

−No viniste al jardín, ¿acaso recibiste mi carta? −Lucky me mira con tristeza −. ¿Por que no viniste?

Logan y Flor nos dejan solos.

−No quería hablar contigo, estaba enfadada.

−¿Sigues sin querer hablar conmigo?

No respondo a su pregunta, agacho la cabeza con los ojos aguados.

−Grace... −susurra −. Eres la única persona con la que deseo hablar en este momento.

−¿Que sucede?

−Mi madre murió −siento el vació en sus palabras −. Me lo dijo el doctor el otro día que te cruce porque mis hermanas se olvidaron de hacerlo −levanta su rostro hacia mí con los ojos cubiertos de lagrimas −. No pude despedirme de ella.

Corro hacia donde esta y lo abrazo con fuerza. Porque aunque me haya dolido lo que me dijo no puedo pretender estar enojada con él. Porque siento su dolor y la forma en la que me mira me preocupa.

−Tenias razón, Grace. Todos me abandonan.

−No, no es cierto −lo tomo del rostro −. Solo lo dije porque estaba enojada. Me tienes a mí, Lucky, y aunque me hagas enojar siempre estaré contigo.

−Lo siento tanto, Grace. No debí tratarte mal, no a ti −sus palabras son sinceras −. Mi vida seria un completo aburrimiento si no estarías en ella para fastidiarme, me haces sentir vivo, Grace. Tan vivo que me aterra el día en el que mi corazón me traicione.




Nota de la autora: Capítulo cortito pero les voy a dejar otro para que no se queden intrigados. Los voy a estar leyendo, los quiero mucho.

El club de los muertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora