Los ruidos nocturnos no son lo que parecen (llámenme malpensado)

197 37 10
                                    

Pasamos a la especie de compartimento/despacho de Kunikida, un lugar pequeño y sumamente ordenado compuesto con una mesa, dos sillas y una pequeña cama, para hacer los interrogatorios. Sé que lo normal es que hubiera interrogado a la chica rubia que viajaba con Mori antes pero esos dos tenían que darme explicaciones por lo de anoche. Hicieron que Ranpo no pudiera dormir.

Pero tampoco me quejo demasiado pues gracias a ellos pude pasar la noche con él, así que puede que hasta les dé las gracias si logro articular dos palabras seguidas. Hablar con la gente me incomoda, aunque al menos Ranpo estará conmigo.

Nuestros sospechosos ya estaban sentados cuando llegamos pues Kunikida nos había parado por el pasillo para darnos una lista con el nombre de los pasajeros. En teoría no podía hacerlo por todo el asunto de la protección de datos pero dijo que no podía consentir que llamásemos a la gente cosas como "momia" o "enano". Al parecer arruinaba la reputación de la empresa.

Chuuya se veía bastante incómodo mientras Dazai le molestaba. No entiendo como podían estar por la noche de ESA forma y por el día así...

Antes de que pudiera hablar, Chuuya se adelantó. Parecía nervioso.

- Nosotros no lo matamos.

- Ya, eso dicen todos.

- Pero yo lo digo de verdad.

- Eso también lo dicen todos - creo que el papel de poli malo me estaba saliendo muy bien.

- Antes de seguir así - intervino Dazai conteniendo la risa -, Chuuya, pregunta lo que llevas pensando desde que entraste al vagón cafetería.

Chuuya tomó aire y lo soltó lentamente.

- La niña que vi antes... ¿estuvo toda la noche aquí?
- ¿Cuándo se iba a haber subido?
- HABÍA MENORES, DAZAI. HABÍA MENORES - gritó al compañero de Ranpo con desesperación.

Ranpo se echó a reír y miró a Dazai.

- Dicho así parece que estuvisteis haciendo algo turbio e inapropiado, amigo.

- ¿Verdad? - A la momia se la veía muy satisfecha con la confusión. Kunikida y yo nos miramos preguntándonos qué estuvieron haciendo si no.

- ¿¡QUÉ!? - aulló Chuuya - ¿QUÉ PARECÍA QUE ESTÁBAMOS HACIENDO? ¿¡POR QUÉ HARÍA YO ESO CON ESE IDIOTA!? YO ESTABA PREOCUPADO POR TODAS LAS MALDICIONES QUE GRITÉ.

- Disculpa - le interrumpí tímidamente -, ¿entonces qué estaban haciendo? Es solo por el tema de la coartada.

- Me colé en el compartimento de Chuuya, a ver, era de primera clase, podía compartir, pero a él no le hizo mucha gracia, dijo enseñándonos unos moratones que empezaban a salir en las muñecas.

- ESO ERA LO MÍNIMO QUE TE PODÍA HACER - se defendió Chuuya -. TE COLGASTE EN MI COMPARTIMENTO CUANDO ME ESTABA CAMBIANDO DE ROPA.

- Sí, fue muy divertido.

- Ya pero... ¿y los gemidos? - preguntó Kunikida.

- Chuuya también me estranguló un poco - dicho esto nos mostró unas marcas de dedos en el cuello -. También me pateó ligeramente. Intente usted no gemir en esa situación.

- Creo que habéis liado un poco las cosas - sonrió Ranpo -. La próxima vez haced lo que queráis pero al menos dejadme dormir.

- Lo siento - se disculpó Dazai. Parecía ligeramente avergonzado.

- Pero no estuvieron así toda la noche - intervine -. En un momento pararon porque pudimos dormir. ¿Qué hace en este tren? - pregunté a Chuuya.

- En realidad trabajo para Mori - respondió éste.

- ¡Eso no me lo esperaba! - Exclamó Ranpo.

- ¿En serio? - Se sorprendió Chuuya.

- Claro que lo sabía.

- Su misión era protegerle, ¿verdad? - afirmé.

- Sí, pero fracasé porque ALGUIEN - miró a Dazai - me distrajo.

- Culpa mía - dijo sin sentir nada de culpa.

- ¿Qué hicieron en el compartimento de Mori anoche? - les interrogué.

- ¿Cómo sabes que estuvimos en el compartimento de Mori anoche? - Chuuya parecía extrañado.

- El ruido paró - repuse.

Me sentía muy feliz, normalmente era Ranpo el que sorprendía a la gente.

- Ustedes dos no parecen el tipo de persona que para de discutir por cualquier cosa, así que supuse que había habido una causa mayor que os hizo parar - expliqué -. Estoy seguro de que fue Dazai quién dijo de ir a ver a la víctima, ¿tal vez porque quería hablar sobre ciertas cartas amenazantes?

- Vaya - silbó Dazai impresionado - tu amigo es bueno, Ranpo.

- Lo sé - dijo con orgullo.

- OYE, TÚ NO ME DIJISTE NADA DE CARTAS AMENAZANTES - Chuuya parecía enfadado -. DECÍAS QUE IBAS A GASTARLE UNA BROMA.

- Es que las cartas eran la broma - se defendió Dazai -. Ni siquiera eran amenazas, solo eran felicitaciones de Navidad que me salieron mal.

- ¿Qué clase de felicitaciones parecen amenazas de muerte? - creo que esto ni Ranpo se lo esperaba.

Dazai se encogió de hombros.

- Ya dije que me salieron mal, por eso se las envié a Mori.

- Pero no pudiste ver su reacción, ¿cierto? Mori ya había muerto cuando llegasteis. Había huellas en la pared de su compartimento. Supongo que fueron ustedes.

- Oye, puedes tutearnos - aseguró Chuuya.

- Perdón. Creo que encontrasteis el arma homicida ahí mismo y Dazai quería apuñalar el cadáver de Mori pero tú le detuviste. Le colocaste contra la pared y le quitaste el cuchillo. Intentaste clavárselo a él pero te puso la zancadilla, tropezaste y acabaste perforando a tu jefe. Dazai aprovechó y le pinchó otra vez. ¿Me equivoco? - nunca antes había hablado tanto tiempo seguido.

Ranpo empezó a aplaudir.

- ¡Impresionante! Ni yo lo habría dicho tan bien - ese halago valió oro -. ¿Llamamos ahora a la señorita Elise, la acompañante de nuestro difunto amigo?

- Está bien. Ya os podéis ir - les dije a Dazai y a Chuuya.

- ¡Oye, yo quiero ver cómo acaba esto! - Protestó Dazai.

- Pues quédate - le dio permiso Ranpo.

- Yo me voy, no aguanto más tiempo con él - Chuuya señaló a la momia.

- ¡Ya que te vas llama a Elise! - Ordenó Dazai.

- ¡NO SOY TU PERRO! - Y así Chuuya salió dando un portazo.

Primer interrogatorio completado.

Asesinato en el G. ExpressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora