'Querido Karasuno...'

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T S U K I S H I M A     K E I

Me deje caer en mi cama, desatando mi corbata.

Me sentía abatido, no podía dejar de pensar en las imágenes que había visto hace no más que una hora. 

Acababa de volver del funeral de mi compañero, Kageyama Tobio, y no podía sacarme de la cabeza el rostro de mi 'amigo', pálido, demarcado, cansado, me había dolido el ver que todavía tenía una sonrisa en sus labios, tan leve pero si lo mirabas bien, se podía notar esa ligera curvatura. 

Todos los del Karasuno lloraron en el funeral, yo, simplemente no fui capaz, las lagrimas no llegaban a mis ojos. Esta triste, muy triste, pero esa inmensa tristeza, taponaba el paso a mis lagrimas. Pero aunque las lagrimas no brotaban, mi pecho se oprimía, y me causaba un dolor tan profundo, que podría echarme a gritar ahí mismo. 

Tocaron con delicadeza mi puerta, y sin que dijese nada, mi hermano entro a mi cuarto, se le veía preocupado y triste, no entendía por qué, ni si quiera conocía a Kageyama. Mis ojos empezaron a arder, justo cuando mi hermano venia a verme, me daban ganas de llorar. Me quite la gafas y limpie él cristal con la camisa, para que mi hermano no me viese la cara.

Una mano se poso en mi mejilla, y suavemente me obligo a que levantase la mirada. Cuando nuestras miradas se chocaron, las lagrimas se liberaron, y corrieron libremente por mis mejillas, cayendo en mis pantalones. 

Akiteru, sé arrodillo enfrente de mí, y me rodeo en un abrazó. Apoye la cabeza en su hombro, respire hondo, y rompí en llanto.



Todo el equipo estaba en un total silenció, la hermana de Kageyama, en su funeral nos entrego la camisa del equipo, y ahora esa misma descansaba cariñosamente doblada en el suelo, frente a todos. 

Hinata, Tanaka y Nishinoya se sorbían la nariz, y Yachi si no fuese por su inmensa concentración, ahora estaría sollozando. 

No sabía qué estábamos haciendo, pero no pregunte por ello, ni aunque esta situación no me importase, no sería capaz de interrumpir este silencio sepulcral. 

Poco tiempo después, llego el profesor, con una cara de aflicción que quién lo viese, aunque no supiese la situación, se sentiría triste. Se aclaro la garganta, y se sentó en frente a todos nosotros, al lado de el entrenador Ukai.

El profesor, llevaba con el una carta, que si no leía mal, ponía en el sobre: 'Para el Karasuno', ya temía saber de quién era esa carta. Takeda se volvió a aclarar la garganta, y respiro hondo. Abrió el sobre.

Abrió el papel, y al abrir la boca para leer la carta, un jadeo salió en vez de una palabra, tuvo que volver a respirar hondo y cerrando los ojos mientras una lagrima caía, volvió a intentarlo. 

«Querido Karasuno,

Aquí Kageyama Tobio, como supongo supondréis. 

Espero que no os moleste que haya hecho una carta general para todo el equipo, pero realmente no soy muy bueno escribiendo, y básicamente, os escribiría a todos lo mismo, bueno, así todos podréis leer esto juntos.

Creo que de lo primero que tenemos que hablar es de la causa de mi muerte...»

Takeda no pudo seguir y rompió en llanto. Se tapo la cara con las manos y sollozo contra ellas. Ukai paso una mano por su espalda intentando calmarle, el también tenía los ojos llorosos. Cogió la carta con delicadeza de su mano, y continuo la lectura.

«Creo que de lo primero que tenemos que hablar es de la causa de mi muerte. No voy a andarme con rodeos, así que os lo diré directamente; cancer pulmonar. 

No se si os enfadareis conmigo, pero tengo que ser sincero, no acepte la quimioterapia. Y tengo una razón, tranquilos, digamos que, no quería pasar el resto de mi vida en una camilla, alargando mi ya corta vida, temiendo a dormir por el temor de morir en el intento.

Supongo que ahí se aplica la frase: 'si le tienes miedo a morir, no vivas' ¿no? 

Lo siento, lo siento por haberos causado tantos problemas, pero realmente, si seguía en el equipo, no os daría la oportunidad de acostumbraros a estar sin mí en el campo.

Mi comportamiento no fue el mejor, lo admito, pero no sé que me paso, estaba frustrado, quería hacer muchas cosas, y mi vida se había ido a la mierda por un cáncer de mierda. Quería ir a ganar a Oikawa, quería jugar voleibol con vosotros, pero no pude, y lo siento por que eso os haya jodido. De verdad que lo siento mucho. 

Y, también quería agradeceros, que me hayáis aceptado en el equipo, creo que fue la mejor época de mi vida. Si no os hubiese conocido, no sé qué habría hecho. Por eso os lo agradezco, me 'salvasteis' de acabar probablemente en un pozo sin fondo.

Tengo una ultima petición para vosotros, por favor, ganar a Oikawa, os merecéis llegar a luchar contra Ushijima, os merecéis llegar más alto. 

Sugawara, eres un gran colocador, confió en ti, has conseguido hacer un ataque rápido con Hinata, ¡eso es increíble! Hinata, aunque nunca te lo haya dicho, tienes talento, ¿vale? Aprovecha tu poca estatura y salta, deslúmbralos, y pégales un remate en la cara si es necesario. 

Creo que de Daichi no hace falta ni hablar, simplemente diré, que eres increíble. El único problema de Asahi es su confianza, pero también eres impresionante, tus remates son perfectos.

Tanaka y Nishinoya siguen igual de bien que siempre, con los fuertes remates de Tanaka y las maravillosa defensa de Nishinoya. 

Kinoshita, Ennoshita y Narita, me ha impresionado vuestra mejora, Kinoshita ahora coloca, Ennoshita es un gran defensa, y Narita me impresiono con sus bloqueos. 

A Yamaguchi le pasa como Asahi, te falta confianza, tus saques son buenos, no dudes de tus habilidades, tu puedes hacerlo. 

Y Tsukishima, te diré que eres un idiota, te metiste mucho, por poco me descubres... eres increible Tsukishima, y no tengo nada malo que decirte, realmente nada, aunque a lo mejor deberías tener una mejor actitud hacía los partidos.

Gracias. Gracias a todos. 

¡Volar Karasuno!

Atte...:

Ukai no pudo terminar la frase, porque empezó a llorar ruidosamente, en verdad, todos estábamos llorando, yo me incluyo. Sugawara estaba encogido con una bola en el suelo, y todo su cuerpo temblaba. Daichi miraba al suelo, Asahi se tapaba la cara con las manos. Tanaka y Nishinoya lloraban juntos. Yamaguchi y Yachi sollozaban en un volumen muy alto. Hinata tenía los puños apretados en sus piernas, temblando como una hoja.

Yo también solloce fuertemente, que idiota tan grande, que idiota...

Que idiota...

The Month  | Kageyama TobioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora