Capítulo veinticinco

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—¿Seguro que quieres que te acompañe?

La boca de Harry depositó un beso húmedo en el cuello del omega, embelesado por escuchar como un pequeño gemido se escapó de sus labios.

—Sí, no quiero separarme de ti, quiero que estés conmigo todo el día si es posible —contestó el alfa mientras metía sus manos debajo de la camisa de Lou y le tocaba la piel de la espalda con los dedos fríos. Aquella sensación hizo que el menor se removiera sobre su regazo.

—Estoy contigo todos los días.

—Pues no es suficiente.

Louis sonrió y presionó su boca contra la de su alfa, suspirando por la sensación que le provoca las leves caricias que el hombre dejaba en su cuerpo mientras lo besaba.

— Esta bien, lo haré —Una pequeña sonrisa tomó forma en sus labios y deslizó sus manos por los hombros del mayor—. Pero sólo porque me gusta verte en traje.

—Perfecto, porque a mí me gusta que me veas.

Después de despedir a los niños para el colegio y de dejar a Ellio con su abuela, se dirigieron a la oficina del mayor. Por alguna razón que no entendía, Harry había estado más posesivo que de costumbre y prácticamente lo exigía todo para él, tocandolo en cada oportunidad que tenía. Incluso en ese momento en el que estaba al volante, su mano grande y de dedos largos reposaba en el muslo de Louis. Y aunque tratase de disimularlo, una parte del omega se retorcía de placer cuando tomaba esa actitud.

Es decir, tenía a este alfa guapo, mayor y protector a su entera disposición, que casi besaba por donde caminaba y estaba dispuesto a hacer lo que le pidiera. No iba a negar que aquello le encantaba, claro que no.

Cuando llegaron a la oficina, se sorprendió al ver que era un edificio mucho más moderno y bonito de lo que se imaginaba, e incluso mucho más grande. Un chico beta tomó las llaves del auto de Harry apenas se bajaron y lo llevó al estacionamiento privado incluso antes de que su jefe se lo pidiera.

—¿Te gusta? —preguntó el alfa con una sonrisa mientras observaba al omega.

Louis asintió.

—¿Estás presumiendo?

Harry rió y asintió.

—Más que presumir estoy tratando de impresionarte, eres mi omega y como un buen alfa egocéntrico tengo que hacerlo.—Rodeó la cintura del omega y lo apegó a su cuerpo—. Vamos, ya veras que es incluso mejor por dentro.

A pesar de tener una sensación rara en el pecho que lo había venido acompañando desde la noche anterior, la ignoró por completo y se dispuso a seguir a su alfa dentro de la edificación para continuar con su día. Se sentía bien, feliz, aunque ligeramente agotado y con las palmas de las manos ligeramente húmedas. No era nada, se dijo, pensando que tal vez sólo eran los nervios de conocer el ambiente laboral de su pareja.

Apenas entraron en la recepción no hubo persona alguna que no los saludara y que no los mirara. Algunos sonreían y otros sólo se limitaban a mirar con sorpresa, como si fuese poco creíble para ellos que su jefe a quien siempre habían tomado por una persona solitaria desde que había enviudado, llegase repentinamente con un omega a quien tomaba con mucha posesión. La manera en la que lo sostenía por la cintura mandaba un claro mensaje, algo que todo los alfas hacían: Estaba usando usando su lenguaje corporal para demostrar que Louis le pertenecía.

Harry no era la excepción a ese instinto primitivo, estaba en su naturaleza después de todo. Sentía que era su deber hacerle saber a todos que aunque aun no hubiese un lazo, aquel omega bonito era suyo y ya lo había marcado como su propiedad.

i was lost until I met youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora