CINCO

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JiSoo miró consternada al lobo que había entrado a la casa hacía menos de quince minutos

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JiSoo miró consternada al lobo que había entrado a la casa hacía menos de quince minutos. En su cara había rechazo puro, ¿cómo no? El saber que la fecha de su marca y compromiso ya estaba prácticamente programada no era lindo para nadie, menos para alguien que no había atravesado su primer celo todavía. Su lobo podría rechazar la marca, podría sufrir por ello, incluso entrar en duelo. Una marca implicaba un enlace permanente, uno que debía cargar consigo un amor eterno y que solía ser tomado muy en cuenta a la hora de elegir a la pareja. NamJoon y JiSoo estaban siendo prácticamente obligados a estar juntos y aunque NamJoon no quisiera pensar demasiado en ello, sabía que su manada estaba siendo injusta y esto le rompía un poco el corazón.

Su padre estaba siendo injusto.

—Eso no puede ser... —dijo ella, dejándose caer sentada en el sofá con sus ojos fijos en la pared frente a ella—. Ni siquiera hemos... yo ni siquiera...

NamJoon sabía lo que ella estaba queriendo decir. Sabía lo importante que era para ella entrar en celo primero, intentar algo antes de esto implicaba marcar a una cachorra y eso no era algo por lo que él estuviera emocionado. Su padre estaba siendo irracional con sus pedidos, jamás creyó que llegaría a un punto tal de proponer una cuestión como esta, sabiendo aún más el rechazo que esto generaba en cualquier animal al que se le preguntara: marcar a un cachorro estaba prohibido, moralmente hablando, aunque fuera un cachorro con un retraso en el celo, seguía estando prohibido y se veía absolutamente mal.

Era una táctica para que él no fuera, era algo que sabía que NamJoon iba a repudiar y es por esto mismo que no reaccionó en absoluto cuando su hijo le llevó la contraria: sabía que aunque fuera a último momento, NamJoon iba a ceder.

El problema era que NamJoon no estaba planeando ceder.

Él se mantenía de brazos cruzados, mandíbula apretada y rostro serio mirando hacia la entrada de la habitación en donde dormía el origen de todos sus problemas, por no decir menos. Odiaba ver a JungKook de esa manera, pero lo era, en ese momento vaya que lo era. A pesar de que ya había estado lidiando con el emparejamiento de JiSoo antes de que la liebre llegara, de igual manera había estado teniendo un poco más de libertad en cuanto a la relación con JiSoo se refería, empezando por el hecho de que al menos le dejaban escoger si la iba a marcar o no.

—Todo esto es mi culpa, realmente lo siento —comenzó NamJoon, interrumpiendo el silencio sepulcral que se había extendido por la pequeña cabaña. JiSoo no dijo nada, sólo lo miró con los ojos aguados—. Mi terquedad ha provocado todo esto, el no querer dejar que alguien más trate de llevar a JungKook ha hecho que mi padre quiera castigarme, pero tú no tienes nada que ver con esto, no deberías tener que sufrir por algo que ni siquiera te incumbe. Voy a tratar de resolverlo.

Ella frunció un poco sus cejas, preocupada. Luego volvió a bajar la mirada, observando sus manos sin mirarlas realmente, más concentrada en sus erráticos pensamientos que en lo que sucedía a su alrededor. A su edad no consideró la idea de tener pareja, tampoco una marca, mucho menos una familia. Ella siempre se imaginó corriendo por los prados del bosque libre sin preocupaciones, se imaginó encontrando el amor en algún alfa fuerte o alguna alfa encantadora, pero a su tiempo, cuando ella lo eligiera, no cuando tuvo que escapar de una manada con su familia para encontrar a otra que, a pesar de haberles prometido asilo y vivienda, ahora les exigía cosas con las que ella no creía poder lidiar.

LA TRAVESÍA DE UN LOBO Y UNA LIEBRE ☽ KNJ & JJK ☾ OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora