Catorce

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Sobre el castillo de Rocadragon los dragones Vhagar y Arrax volaban juntos, era algo impresionante de ver, el mayor dragón vivo y lo que se consideraba un dragón bebé, cada uno montado por sus jinetes, Vhagar era de un tamaño colosal pero era lenta, aun así disfrutaba volar y estirar sus escamas al sol.
Arrax por el contrario era juguetón y lleno de energía tras devorar un cordero que Luke le regaló.

Los jinetes habían hecho está unión desde que llegaron a Rocadragon semanas atrás, y todo porque Aemond insistió que en alguna situación no importaba que, Vhagar protegiera a su pequeño esposo y dragón, no quería que sucediera algún accidente.

Una vez que el sol se ocultó, los chicos desmontaron y caminaron con las manos entrelazadas al castillo, pronto sería la cena y como era costumbre con la familia de Rhaenyra cenaban todos juntos, y aún debían tomar un baño y cambiarse por algo más casual, pero si tomaban un baño juntos probablemente serían regañados por llegar tarde, pero eran jóvenes y recién casados.

Aemond se estaba empezando a acostumbrar, las tormentas eran algo nuevo, pero no importaba, cada noche tormentosa había estado junto a su sobrino/esposo, y habían estado haciendo el amor cada noche, incluso aunque le costara admitir había disfrutado de la estancia en el castillo ancestral de su familia, no estaba llena de murmullos, no había secretos y no había una madre y un abuelo que controlaran cada movimiento de su vida.

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Llegaron a la habitación que compartían, Luke reía por las ocurrencias de su tío sobre las acrobacias que quería intentar con Vhagar, los que no lo conocían pensarían que Aemond era alguien cruel, y lo era, de eso no había duda, pero también era un hombre divertido que podía hacer reír a sus seres queridos, esa era una de las muchas razones por la que el amor entre ambos chicos florecía, pues estaban en un entorno seguro donde podían ser ellos mismos, y mostrar esa faceta a el otro.

Luke aun sonreía por la idea se ver al gran dragón de guerra haciendo piruetas, cuando sintió como Aemond se acercaba y besaba la curva de cuello haciendo que el menor se estremeciera anticipando la acción, pero primero quería estar limpio.

Afortunadamente siempre había una tina enorme con agua caliente, por lo que rápidamente se ayudaron a desnudarse, era un habito que habían comenzado a desarrollar, la acción en si era amorosa e íntima, les gustaba conocer cada cicatriz, lunar o mancha en el cuerpo del otro.

Aemond como siempre entro primero al agua y posteriormente Luke se sentó frente a él, sus piernas se entrelazaban, aunque el piecito juguetón de Luke daba pequeñas caricias al pene ya despierto de Aemond, pero Luke solo tenia una sonrisa en el rostro mientras lo hacía.

"Deberíamos hacerlo rápido tío, o madre se enojará por llegar tarde. Otra vez"

Aemond se dio cuenta que Luke no hablaba sobre le baño, sino sobre su liberación carnal, algo que ambos descubrieron era que eran adictos al cuerpo del contrario.

Luke se sentó a ahorcajadas de su Tio y acerco la cara de el a su propia cara para comenzar a besarlo, el llevaba la delantera, mordiendo el labio inferior de Aemond, y este no se quedaba atrás, el tomo de las caderas a Luke y lo acaricio, esa simple acción estremecía el cuerpo del menor, que lo demostraba besándolo con más pasión, separaron sus labios, pero solo fue porque Aemond con rapidez sentó a Luke sobre el borde de la tina y comenzó a darle una mamada mientras el solo se masturbaba con una mano, tal vez era algo incomodo por la posición pero eso no importaba, claro que si alguno de los dos se movía un poco más Luke terminaría en el suelo, pero donde estaría la diversión.

Su liberación fue rápida, pero el baño posterior fue lento y lleno de caricias, junto a pablaras bonitas y promesas de aventuras, y sexo nocturno.

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Estúpido y odioso.... pero lo amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora