mis siete primaveras(Imagina BTS)

8. noche de primavera II

Sus dedos penetraron en mi causando una leve sensación de dolor, quise empujarlo pero sus labios sabían tan bien que me domino el deseo.

- cuando estaba demaciado exitada saco sus dedos alejándose de mi- cuídate, gracias por la estadía- salió de la casa dejándome en shock, mis piernas mojadas con ganas de más, temblorosa lo vi irse con una enorme sonrisa, sabía que me había dejado con las ganas de estar con él-

Cuando reaccione corri a la puerta, poniendo seguro, sabía que no estaba a salvó era un mafioso y su amigo quería vengarse de mi. Todo ese día no salí de mi apartamento tenía a que en cualquier momento una bala estaría atravesando mi frente, no era buen momento de huir afuera no era seguro.

- al caer la noche fue un alivio para mi, sabía que todos los días se reunían en el mismo bar, era mi momento de huir hasta que escuche el timbre de la puerta sonar- se que estás ahí, abre la puerta- otra vez él, no entendía que quería- afuera hace frío, no quieres tener un muerto en tú puerta-

- ¿ Porqué estás aquí?- abrí con miedo, si su amigo era alguien de tenerle miedo, por el respeto que le tenían sabía que Jungkook era peor- no...no deberías estar en el bar-

- no me ando con juegos- entro como si fuera su casa sentandose en el sofá, cerré, volvió a mí esa angustia parecía que está acorralada dónde fuera me iban a encontrar- si iba ese lugar era por tí- me halo hacia el sentandome en sus piernas- odiaba ese lugar, los colores eran horribles, si iba era porque desde la primera vez que te Vi me llamaste la atención, ¿ Sabes porque cada noche atendias el mismo privado? ¿Porque cada noche tenías tantas ganancias?- metió su mano en mi blusa- no eres tan inocente como te vez, también sentí tus miradas, no me atreví a tocarte porque no eres una prostituta y hasta la mafia tiene código, respetar a quien se respeta- subió hasta mis senos- pero acá no vengo como cliente- acaricio mis senos hasta poner los pezones erectos- no lo niegues también me deseas- acercó sus labios a los míos para besarme-

- tú amigó ¿Quiere matarme verdad?- se detuvo cerca de mis labios, abrió mis piernas haciendo que me sentará en su regazo frente a él - ¿Voy a morir?- pregunté viendolo a los ojos-

- nadie puede tocar lo que es mío- beso mi cuello lentamente- y tú me perteneces, apartir de hoy eres mía y solo mía, así que se obediente - susurro en mi oído- ponte de rodillas- me ordeno con una mirada intimidante mientras se mordia pervertidamente el labio inferior, me hinque frente a él en medio de sus piernas mientras el seguía sentado en el sofá, bajo la cremallera de su pantalón sacando su húmedo y rosagante miembro, me tomo del cabello con fuerza halandome hacia él- ya sabes que hacer, lo quiero lento y profundo, no me gusta escuchar un no-

Puse en mi boca su pene, lamiendo y succionando una y otra vez escuchando sus gemidos, respiraciones fuertes y gruñidos, sabía que lo disfrutaba su miembro era tan grande que apenas cabia en mi boca, habían momentos que me dejaba sin respiración por lo profundo que lo introducía, en un momento escuché un suspiro más fuerte mi boca había quedado llena de su semen el cual me hizo tragar, para luego arrancarme la ropa y satisfacerse conmigo cuántas veces quizo, parecía no acabar, yo también lo disfrutaba nunca nadie me había hecho tener tantos orgasmos, gemir con fuerza y querer tenerlo por más tiempo dentro de mí, las sábanas terminaban mojadas por el sudor y fluidos de ambos, parecía una vestía incapaz de saciar su deseo sexual, todo eso se convirtió en mi vida diría, cada noche lo esparaba para terminar en sus brazos, aunque al amanecer desaparecía sin dejar señal, no sabía dónde vivía, su número de teléfono, o alguna dirección de dónde buscarlo. cosa que el decidió por su tipo de vida.

Por unos meses esa fue nuestra historia, había olvidado el miedo que sentía porque el me hizo perderlo. Toda esa pasión se acabó en una noche cuando al sonar el timbre abrí la puerta su amigo que me quería matar y cinco sujetos armados entraron sujetándome de los brazos y pierna, me golpearon amarrandome a una silla antes que pudiera decir una sola palabra.