⚜︎Cuando la flor es admirada⚜︎

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Amaba las azucenas del jardín, probablemente por el color intenso que poseían, o quizá, porque justo crecían en su lugar favorito en toda la propiedad. Aquel sitio especial había sido mandado a hacer por su padre a sus dieciocho como regalo de cumpleaños, fue desde entonces su resguardo de todo, su lugar predilecto y en el que podía pasar horas enteras sin sentirse asfixiado. Ahogado por su estatus, encarcelado por su apellido.

A veces deseaba convertirse en nube, volar lejos de la hacienda, visitar todos los lugares posibles para después regresar justo a ese mismo lugar a descansar del largo viaje. El pasto picaba su piel de forma leve y el suave viento de la colina en la que se hallaba movía sus cabellos oscuros, cerró sus ojos dejando que sus otros sentidos se deleitaran, permitiéndose escuchar el magnífico canto de la brisa matutina.

—¡JiMin!

Frunció su entrecejo con molestia reconociendo la voz y el tenue aroma a toronja y menta de su hermano mayor que apenas se hacía lugar entre la fragancia de las flores, sabía que vendría a reñirlo, pero imaginó que tendría más tiempo libre sin sus regaños al levantarse temprano. Los rayos del sol ni siquiera habían salido y JinYoung ya lo estaba regañando.

—¡No estoy! —gritó en respuesta para que pudiera escucharlo sabiendo que aún se hallaba colina abajo.

—¡Puedo olfatearte! —con diversión en sus palabras agregó.

—¡Son las azucenas silvestres! ¡No soy yo!

—Aja, ¿las fresias y las azucenas tienen el mismo olor?, y dime ¿desde cuándo también hay un árbol de lima?

El sonido de las pisadas se hizo cada vez más cercano y reconoció con facilidad cuánto tiempo quedaba para que su hermano llegara hasta donde él se hallaba, así que, haciendo buen uso de los valiosos minutos se colocó los zapatos y el chaleco, se abotonó la camisa fajándola en su pantalón, se levantó para sacudirse el pasto y las pequeñas ramitas y flores que se habían prendido a su ropa, y se sentó en el columpio de roble con la espalda erguida y las piernas cruzadas hasta que divisó las hebras casi rubias de su hermano asomarse por el horizonte, quien le saludó desde lejos y siguió caminando para llegar a sentarse a su lado.

—Sé que estabas acostado en el pasto —codeó al menor divertido cuando tomó asiento.

JiMin soltó su postura recta y dobló sus rodillas para poder subirlas al columpio, no tardó en dejarse caer sobre del regazo ajeno. Cuando acomodó su cabeza sobre de las piernas del mayor y corrió su espalda por la madera tallada quedando acostado con las piernas encogidas, los dos encajaron de forma perfecta en el espacio del columpio.

—Sé que estás aquí porque no quieres estar con papá.

Touché.

JiMin rio seguido de Jin Young, quien comenzó a quitar de su cabello pequeñas plantas colgadas de sus hebras castañas, después acarició su cabeza con cariño.

—Tenemos que volver —dijo al ver que el sol salía por el horizonte de la pequeña colina de su hermano—, papá y Bo Young nos esperan.

—No quiero ir a esa fiesta absurda, tengo toda una lista de malas experiencias y con esas me bastan.

El mayor le miró apenado, sabía que si él se sentía abrumado, su hermano probablemente se sentía el doble de asfixiado, el ser omega ya declaraba una vida difícil.

—Ahora solo iremos a desayunar, y sobre la fiesta, prometo estar a tu lado todo el tiempo.

—Sabemos que no puede ser de ese modo, tienes deberes como el próximo duque de esta familia, y yo-...

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