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"Uh... ¿qué pasa aquí?" decía una aturdida Shizuku, que estaba vestida en su traje de falsa sacerdotisa mientras se levantaba del frío suelo antes de quejarse porque todo el cuerpo le dolía. Antes de seguir quejándose, vio que estaba cubierta de raspones y heridas, sin mencionar todo el polvo y suciedad en su ropa.
"Hah- ¿dónde estoy? No reconozco este lugar para nada..." se quejaba aún más a la vez que trataba de masajear dónde veía los moretones en sus brazos y piernas. El lugar parecía desértico pero con suficientes oasis que calmasen el infernal calor. Entre el desierto logró ver una construcción extraña toda hecha de cantera. Sintió la imperiosa necesidad de adentrarse en el lugar, que ya era más cómo un templo griego. El pasillo principal era enorme pero no había nadie más.
"¡Oigan! ¿Qué no vive nadie aquí?" comenzaba a gritar al caminar intentando que alguien apareciese en ese lugar que le parecía tan extraño.
"Hanamaki". - habló una voz y cuando se giró, se trataba de Canaán, que estaba vistiendo cómo un jeque árabe, pero aún usando esa máscara de costal de papas, aquel que tenía pintada una carita sonriente cómo cuando se conocieron al luchar contra Nybbas. - "Necesito que traigas a tus amigas conmigo porque ya las involucraste demasiado en esto y ahora ellas también deberán pelear contra los demonios. No te preocupes, cuando termine la misión.. todo volverá a la normalidad".
- "Hay mucha razón en sus palabras." - dijo ahora una voz que luego reconoció cómo la de Jedidiah, quién apareció saliendo del atrio de dicha construcción, levantando sus manos al hablar, sus pasos hacían eco. - "Tus amigas ya se dieron cuenta de lo que está pasando y ya no se puede dar marcha atrás. Además... debes fortalecer tu conocimiento en el Arte de la Goecia, niña, lo vas a necesitar, tus amigas lo van a necesitar si quieren que Taniyama regrese al mundo de los vivos".
Antes de que Shizuku pudiera responder...hubo un temblor, con el temblor todo el escenario se hizo borroso y Canaán sólo apretaba los puños mientras El Rey permanecía siempre de brazos cruzados.
"Despierta Hanamaki, ¡despierta Al-Awwal! ¡Debes hacer equipo para capturar a los demonios!" exclamó Canaán sin perder su acostumbrada calma aparente.
"Recuerda que no puedes quitarte el anillo por ningún momento, morirás si lo haces". dijo también Jedidiah.
Y ambos desaparecieron junto con el escenario borroso. Oscuridad total. Después de sentir el calor del desierto, la castaña ahora experimentaba un frío que le recorrió todo el cuerpo y la hizo rechinar los dientes.
Una bandada de cuervos salió volando sin que ella supiera de dónde llegaban.
Algo resonó. Una música enervante. El sonido del harpa que causó miedo en la de ojos azules.
De la música, siguieron varias voces que hablaban al mismo tiempo. Todos eran sobre la noticia de la muerte de Aoi, primero eran los reporteros en las noticias, luego los obituarios en el periódico, noticias sobre cómo los policías fracasaron en encontrar el cuerpo de la chica, de cómo los fiscales se hartaron del caso y al final la familia Taniyama, viendo a los padres de Aoi pelear con quién ella identificó con Hiroyoshi, su hermano, por mostrarse tan indiferente con la noticia mientras era clarísimo distinguir el llanto de la pelirrosada en el fondo . Esto revolvió de asco las entrañas de la pseudo-sacerdotisa y la hizo entrar en cólera.
- ¡Miserable! ¡No te atrevas a hablar así de Aoi! - gritó antes de correr en su dirección y darle un puñetazo en el hombro al chico con la mano derecha.
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- Urgh! - exclamó Hiroyoshi, dando un salto en la cama antes de caer al suelo, aún con el dolor, se apresuró a encender su luz de noche. Ahora puede verse bien quién es él.
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The Priestess & The Flower
SpiritualShizuku Hanamaki es una chica de preparatoria y pseudo-sacerdotisa Shinto. No tiene nada para contar, o al menos eso es lo que ella dice hasta que es salvada por... ¿El espíritu de su anterior amor platónico que murió injustamente? Ahora... para que...