Yamaguchi abrió los ojos durante la madrugada, y se sobresaltó de haberse despertado a aquellas horas. En realidad, su intención era no quedarse dormido, pero no pudo evitar acomodarse poco a poco en cama con su mejor amigo al lado. Tenía una carta que terminar que había dejado a medias, y el chico que le gustaba había decidido quedarse a ver una película hasta tarde y dormir con él. En un principio fue adorable que en su plan de disculpas estuviera incluida la película favorita de Tadashi, pero ahora el pecoso sentía que no debió haber aceptado tan rápido. En primer lugar, porque en cuanto sugirió eso él cogió de un modo muy sospechoso el portátil para cerrar Word. En segundo lugar, porque ahora él debía pasar por encima de Tsukki para pasar al otro lado. El cuerpo alto y delgado del chico de gafas bloqueaba la salida, porque encima él había escogido el lado derecho para descansar, el lado que apuntaba hacia la puerta. Era un poco grosero pensar que ahora deseaba que el chico no estuviera allí, porque ahora su cabeza estaba con el objetivo de pasar aquel pequeño obstáculo para ir por su ordenador. Rio mentalmente de que la propia persona a la que quería enviar la carta fuera la persona que le impidiera pasar para escribirla. Fue como aquella vez en la que había llegado antes de tiempo, incluso aunque hubiera sido causado por una pesadilla del mayor, lo cierto es que Yamaguchi tuvo que hacer una maniobra algo estúpida solo para que no sospechara. ¿Acaso Tsukishima tenía telepatía para saber cuándo Tadashi hacía de las suyas? Con un leve suspiro, tratando de no despertar a Tsukishima, se deslizó hasta la parte de sus pies y trató de pasar por encima desde ahí para no molestarle. Pasó exitosamente de manera silenciosa y se puso en pie, aliviado de no haberlo despertado. Sin embargo, justo cuando se iba a ir a por su portátil, notó que algo, más bien alguien tiraba de su camiseta del pijama. Se tensó, y oyó un gruñido de su amigo, que tiraba más de su camiseta.“¿Tsu-Tsukki…?” Se atrevió a decir en voz baja el pecoso. De respuesta solo obtuvo otro gruñido, pero no le soltó. “¿Tsukki? Tengo que ir al baño…” Susurró el otro a modo de excusa. “¿Podrías… soltarme…?” Imploró, haciendo un poco de fuerza para librarse del agarre. Kei solo gruñó y se dio la vuelta, llevándose las mantas consigo. Yamaguchi volvió a su estado de alivio y cogió el ordenador a escondidas, para luego continuar a escribir en la cocina. Para su mala fortuna, su madre se había despertado y estaba tomando un café ahí, a esas horas de la madrugada. El insomnio siempre les había unido, pero ahora mismo Tadashi habría preferido no tener esa característica en común. Sin embargo, podría fingir que terminaba un trabajo de última hora, y que lo hacía allí para no molestar a Tsukishima. Su madre no puso muchas pegas, pero en un momento dado, cotilleó lo que el pecoso escribía. Iba a hacer algún comentario inoportuno, pero se calló al observar la cara de su hijo, escribiendo emocionado, con sus brillantes ojos muy atentos, levemente sonrojado y concentrado en su tarea. Aunque la madre no alcanzó a leer el destinatario, supuso fácilmente que era el chico de arriba. Siempre había tenido una obsesión con él, pero ella se alegraba de que por fin decidiera exteriorizarlo. Recordó que ella también se había confesado por cartas en el pasado y sintió que le entraba una sensación de nostalgia con pintadas de felicidad. Aunque su marido hubiese fallecido, ella siempre guardaría ese cariño por él. Seguramente le habría molestado saber que su hijo era homosexual, pero a ella no le importaba. Al fin y al cabo, enamorarse no es una elección 100% tuya, e incluso si lo fuera, nadie puede interponerse en los caminos del amor. «Al menos, nadie debería hacerlo» pensó con desaprobación por tener en consideración ciertos casos horribles, donde la gente separaba algo tan bonito como un sentimiento destinado a mejorar la vida de las personas, al igual que la vida en el mundo en general. Con esas reflexiones, dejó a su niño hormonado tecleando y tecleando sin parar, y le dejó un pendrive con una nota.
«Aquí puedes imprimir la carta cuando la termines. Es una tienda que abre temprano y está relativamente cerca. Te quiere; tu madre.» Y al escribir esto, adjuntó la dirección y un pequeño mapa de cómo llegar.
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De tu Crux (TsukiYama)
FanfictionTsukishima siempre recibe cartas anónimas, pero una llamó su atención en especial y decide tratar de averiguar quién la escribió. Yamaguchi lo acompañará en el proceso aún a sabiendas de que él mismo es el autor de esa carta, su confesión. ¿Qué suce...