El último día del año. Cuando llega el 31 de diciembre me da un poco por reflexionar qué ha sido de mi vida. O al menos, eso hacía antes, cuando era adolescente. Luego, llegaron los estudios, Eve, las fiestas, los viajes, los estudios fuera de aquí... creo que vivía demasiado acelerado.
Estoy en la oficina y aunque no me encuentre abajo, con ellos, sé que Dany no está presente. Hoy trabajamos solo hasta las doce, luego todos nos iremos a arreglar y poner guapos y acudiremos al restaurante. Nos prepararán un aperitivo y después comeremos.
Mis padres y mis abuelos acudirán directamente al local. Mi hermano y yo estamos terminando algunos papeles, aunque Lucas está bromeando con Marcos abajo, sobre quién va a salir a bailar antes.
He descubierto un nuevo fabricante de sirope artesanal, que tiene una pequeña granja aquí cerca y me encantaría ir a visitarle, aunque hoy es mal día. Sin embargo, eso me hace estar ilusionado. Creo que en todos los años que llevo relacionado con la empresa, nunca tuve tantas ideas que ahora, cuando he aprendido desde la base.
Lucas entra como un torbellino en la oficina y me da un buen susto. Levanto la cabeza, sorprendido y se da unos golpecitos en el reloj.
—Venga, hombre, que son casi las doce. Tienes que decirles que se vayan. Todos no acudirán a la comida, porque algunos se toman vacaciones.
—Voy, voy. Oye, has visto que...
—No, Alejandro. Déjalo para el año que viene.
—Está bien.
Bajamos y les doy las gracias por el trabajo realizado este año. Luego un buen apretón de manos, un abrazo y un hasta luego a los que vienen a la comida. Una despedida algo más larga para los que toman vacaciones.
Y me voy, pensativo para casa, a tomarme una buena ducha caliente. Miro el móvil. Dany tenía la entrevista a las diez. No sé ni cómo ha conseguido una tan rápido. Tal vez ya hacía días que buscaba un trabajo.
Me pongo una camisa blanca, un jersey violeta, con unos pantalones vaqueros negros. Un poco de espuma para que el flequillo quede revuelto y me voy, bien abrigado, hacia el restaurante que no queda muy lejos de casa. Mejor, porque así puedo ir caminando.
Cuando estoy llegando, me encuentro con Dany, que llega también caminando. Lleva un abrigo largo y solo puedo ver su rostro, algo serio, ligeramente maquillado, aunque no le hace ni falta. Es preciosa desde que se despierta.
—Hola. ¿Qué tal ha ido?
—Ah, hola —parece fastidiada. Mira a ambos lados, pero no le queda otra que caminar junto a mí. No hay nadie más.
—Qué suerte conseguir una entrevista tan pronto, ¿no?
—Bueno, era una ONG que conocía hace tiempo, donde trabaja una amiga. Y siempre me decía que fuera y... como las cosas son así, te doy el preaviso de que me marcharé en quince días. He enviado un correo.
—Ah, vaya, no lo he visto. Pero... ¿es lo que quieres? De verdad, digo —Me paro y eso le obliga a pararse ella y como no se vuelve hacia mí, me pongo delante de ella, la tomo de los hombros y levanto su barbilla—. ¿Qué es lo que quieres, Dany?
—Yo... —dice con los ojos empañados—, no quiero sentirme engañada por nadie, Alex. Nunca más.
Se zafa de mí y sigue caminando hacia el restaurante. Otros compañeros llegan y ella se une a ellos. Yo me quedo mirándolos, hasta que alguien me coge del brazo. Mi hermano me empuja hacia dentro y suspiro, desanimado.
Creo que necesito tomarme algo y me voy con Lucas a la barra donde un simpático camarero, además de contarnos un chiste tan malo que nos hace reír, nos pone dos combinados y unas olivas para picar. Mis padres llegan con mis abuelos y nos dan una ronda de abrazos. Luego, se van todos a saludar a los demás, que se han reunido en corrillos, charlando animadamente y picando jamón del bueno.
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Dulce Navidad
RomanceSe viene otra historia de Navidad!!! Iris Boo y yo vamos a jugar un poquito. A partir de dos capítulos comunes, crearemos dos historias diferentes, mismos protagonistas. ¿Qué saldrá?¡ Pronto lo podréis averiguar!! Podéis encontrar la historia de Iri...