- Aquí hay uno para ti. Esto es mío. Hagamos un juramento con un dedo meñique. No se puede cambiar durante cien años.- le sonreí a Frank.
- Suelta sus manos. Señora, por favor discúlpeme.- el tipo me hizo levantarme para alejarme del pequeño.
- ¿Señora? Oye, tú... ¡Eres tú otra vez!.- recordaría ese tonto rostro dónde sea y al parecer el también me recordó al verme. No dudó en levantarse al estar hincado hablando con Frank para enfrentarme.
- Qué mundo tan pequeño.- soltó sarcástico.- Lo que pasó anoche fue planeado por ti, ¿verdad?.- eso me hizo fruncir el seño.- Es un plan muy sutil. De vivo a fuera de línea, hasta que Frank desapareció, apareciste por casualidad. Ni más ni menos, el video tiene casi un minuto de duración, y se difundió en Internet. Desde anoche hasta hoy, no has perdido nada. Pero mi empresa ha asumido grandes pérdidas financieras y una inmensa presión pública.- explicó el tipo ojiverde.
- Vamos, ¿cuánto quieres?.- se cruzó de brazos a lo que copié su acción para verme más...confiada.
- ¿Has sufrido una pérdida?.- solté una risita sarcástica.- También he sufrido pérdidas. Me han implicado inexplicablemente.
- Solo dime tu precio.
- Doscientos. Estoy en lo cierto.- pedí.
- Tráeme mi cheque.- ordenó a uno de sus esclavos a lo que negué con la cabeza.
- No seas como en la serie de televisión.- bufé seca.- Doscientos dólares en efectivo.
- ¿Doscientos dólares?. ¿Te estás burlando de mí?.- bufó molesto.
- Para las chicas, puedes matarme, pero no puedes estropear mi corte de pelo. ¡Mira lo que le has hecho a mi cabello!.- le mostré el mechón que tuve que cortar para no dañar su preciada corbata.- Voy a pedirle al mejor peluquero que me arregle el pelo.
- Doscientos dólares. Es realmente increíble.- me dió el dinero para después agarrar al pequeño entre sus brazos.- No quiero mas Frank, hay señoras extrañas en todas partes. Debes prestar atención a la seguridad personal en el futuro.- lo miré indignada.
No sé porque me decía señora, apenas y tengo 23. Tal vez es una clase de burla, pero no se ve como la clase de personas que les guste hacer bromas.
- ¿Lo entiendes?.- lo bajó al suelo. Frank aprovechó y sacó de su bolso un tarjeta, la cual me la entregó y la leí.
