- ¡Estamos en casa!.- avisé dejando la mochila de Fran sobre la silla.- Oh Dios mío. La villa ha cambiado mucho.- murmuré con asombro al ver la sala llena de juegos, peluches y dibujos creados por Frank.- Frank. Ve y mira lo que es.- el pequeño se acercó.- ¿No es como la casita del cuento de hadas que te conté ayer?.- de repente un delicioso olor llegó hasta mi, este venía de la cocina.- Huele bien. Frank, vamos a lavarnos las manos.
- Vengan a cenar después de lavarse las manos.- avisó Cinco saliendo de la cocina.
- ¿Esta es tu nueva mesa?.- comenté viendo la mesa redonda que Cinco había comprado para comer.
- ¿No dijiste que el hogar debería permitirnos sentirnos como en casa?. Comer no es solo obtener comida, sino también una oportunidad para que la familia se comunique. La mesa redonda puede acercarnos más que la mesa larga. Siéntense, por favor.- lo detuve.
- Espera un minuto. Mira estas sillas, Frank. ¿Cual color te gusta?. Elige uno rápidamente y luego puedes poner una pequeña pegatina para ocupar el asiento.
- Oye, esta mesa es nueva...
- He dicho que Frank pondrá una pegatina. ¿Bien?.
- Bien.- murmuró rendido.
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Después de haber disfrutado una comida en familia, ahora nos encontramos en una cancha de básquet para ver si Frank irá finalmente a la escuela, o no.
- Nos turnaremos, primero Alex con Cinco. Si Alex gana, Frank oficialmente formará parte de la escuela, pero si Cinco gana, jugará conmigo y quién gane, tendrá la última palabra.- expliqué tirando el balón al aire, este fue golpeado por Cinco dejándole ventaja. Salí de la cancha para irme a ver el partido sentada a lado de Frank.
Alex le había arrebatado la pelota a Cinco a lo que celebré feliz.
- ¡Vamos, Alex!.- Cinco me miró mal mientras le arrebataba la pelota nuevamente y anotaba la primera canasta.- Papá anotó.- y de nuevo otra canasta.- ¡Es otra canasta!. ¡Papá marcó de nuevo!. ¡Vamos, Alex!.- mi amigo había anotado otras dos cámaras.- 2-2, empate.- me levanté y empecé a calentar.- Tengo que ir.
- Bueno, te seguiré la corriente. Jugamos tiros de posicionamiento.- Cinco me entregó la pelota.- No necesito que me des la pelota, pero bueno.- tiré la pelota hacia la canasta, encestandola por suerte.- ¡Sí!.
- ¡Excelente!.- celebró Alex conmigo junto con Frank, quien aplaudía feliz. Tomé nuevamente la pelota y la tiré, pero no entró a la canasta.
- No importa. Lo harás después. Tu puedes.- me ayudó Alex. Ahora era el turno de Cinco. Respiró profundamente, vió a Frank y luego a mi, por último tiró la pelota hacia la canasta pero no la encestó haciéndonos saltar de la emoción.
