Capítulo 3: ¡Perrito, perrito!

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Harry camina junto a aquel sujeto que se encontró, no sabe que pensar de él, se siente asustado, pero no le transmite el mismo peligro que tenía al estar en frente de aquella criatura o el miedo que sintió al estar en "su casa", así que se sintió un poco más seguro al saber que si algo ocurría, abría alguien con él para estar seguros, y más aún que ya tenía un arma que le regaló el mismo chico misterioso.

—Parece que esté pasillo nunca acaba jaja, parece que nos perdemos aún más.
Por cierto, mi nombre es Alphonse. ¿Cuál es el tuyo?

—Soy Harry...

–Un gusto conocerte Harry, no estás apestoso ni cubierto de sangre, así que creo que es seguro ir a tu lado jaja
Sabes, lo primero que me gustaría hacer al salir es v-...

En ese momento se oía alguien correr desde otro extremo del pasillo, como si fuese directamente a ellos. En eso aparece un hombre en frente de ellos dos.

—¡¿Y tú quién eres?!— exclamó Alphonse por la impresión.

—¡Por favor, ayúdenme! Allá atrás hay alguien que está cortando cabezas, logré escapar, pero no creo que dure mucho, si lo ven corran, es un hombre con c-...

Un machete salió disparado de dónde venía aquel sujeto y partió su cráneo en dos, dejando caer su cuerpo en un charco de su propia sangre que poco a poco se fue haciendo más grande.

—¡Vámonos de aquí, Alphonse! — dijo Harry mientras lo jaló del hombro.

Dan vuelta y corren por dónde vinieron, el camino fue más corto, pero como estaba oscuro no vieron que había un agujero en el suelo que los llevó a planta baja.

—Creo que me golpeé la cabeza...— dijo mientras se tallaba.

—No creo que quieras hablar de cabezas en este momento Harry...

Harry alza la mirada y ve unas estanterías llenas de cabezas cortadas, brazos en macetas, dedos en peceras y ojos en frascos. El olor era nauseabundo, el suelo estaba húmedo de sangre y ácido gástrico.

Caminaron lento por cada uno de los pasillos, hasta que vieron a un perro enterrado en un montículo de carne, tenía partes humanas, tenía un brazo humano y una pata de perro, cara y cola de canino. Caminaron con miedo junto a esa cosa. Pobre Alphonse, el perro tomó su pierna enterrando sus garras y jalando violentamente.

—¡Suéltame estúpido! — gritó Alphonse mientras arrastraba sus manos intentando sujetarse de cualquier cosa.

—¡No te muevas! — Harry levanta su hacha en dirección al perro.

Corta al perro por la mitad y logra sacar a Alphonse con una herida en la pierna. Harry lo carga en sus hombros y corre lo más rápido que puede, pero ese perro empezó a arrastrase con las únicas extremidades que tenía, era muy rápido, hacía ruidos extraños. Ellos tiraban estanterías para ponerle obstáculos, pero escalaba muy rápido.

Harry encontró una puertilla en el techo.

—¿Crees que poder moverte, Alphonse?

—Creo que sí, pero no puedo ser muy rápido. — se presionaba la pierna para detener el sangrado.

—Junta las estanterías y cualquier objeto para hacer una escalera, tenemos que llegar ahí arriba, yo voy a distraerlo.

—De acuerdo, haré lo mejor que pueda, prometo no fallarte, saldremos de aquí juntos.

Harry baja a Alphonse y saca su hacha, Alphonse apilar cajas para llegar arriba de la estantería que lo llevará a la puertilla. Harry está cara a cara con el animal, él tiene miedo, pero si Alphonse es de confianza entonces iba a poder salir con el camino que estaba haciendo.

El perro salta encima de Harry, pero él entierra el hacha en su estómago y luego lo avienta para evitarlo. La criatura escala por la pared aproximándose al techo, de dónde nuevamente se lanza contra Harry arañando su espalda. Él toma al perro desde atrás y lo azota contra el suelo, para luego cortarle el brazo y golpearlo en su cabeza con el mango de su arma, dejando inconsciente al perro.

—¡Harry ven aquí! Toma mi mano.

Harry sube y entran a la puertilla, pero Alphonse se había asomado para saber si era seguro, así que, en vez de subir, cayeron en una habitación cerrada dónde pudieron descansar un poco.

—Olvidé que las cosas cambian si las observas...

—No te preocupes, lo hiciste bien Alphonse, gracias.

Por un momento creí que saldrías corriendo y me dejarías abajo con esa cosa.

—Te dije que podías confiar.
Gracias, tú también estuviste de maravilla jaja, por poco no la libramos.

—¿Crees que esté muerto?

—No, para nada, pero el camino va a cambiar, así que dudo que pueda encontrarnos. — dijo mientras sacudía el polvo de su suéter.

—¿Crees que estemos seguros? —Harry seguía desconfiado.

—Si, eso creo, pero tarde o temprano tenemos que salir de aquí por el mismo lugar. Estaremos seguros a no ser que...— por la mirada que hizo Alphonse, Harry se alertó.

—¿Qué ocurre?...

—Norman, olvide ese enorme detalle, no nos debemos topar con Norman, él nos asesinará. Intentó matarme, pero fui más rápido. Me da miedo, es muy fuerte, pero es lento, así que tenemos una ventaja.

—Mientras no aparezca por aquí estaremos seguros. No sé quién sea y tampoco quiero tener el gusto de conocerlo, hay que evitar todo, ayudarnos mutuamente. Vamos a salir de aquí.

Harry abre la puertilla y ambos salen de nuevo. Están en un cuarto con una sola puerta, hay una cama, una mesa, y una lámpara prendida.

Se dirigen a la puerta, pero se escucha algo, cosas moviéndose, muebles tirándose y platos rompiéndose, alguien estaba por ahí, se oían sus carnosas pisadas y un olor a animal podrido. Cada vez se oía más cerca, Harry y Alphonse se meten abajo de la cama.

Algo quería entrar por la puerta.

Cuestión de FeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora