Capítulo 6: Informantes del infierno

19 0 2
                                    

Harry sintió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente, se llevaron a Alphonse y los separaron.

Harry despierta y está atado de rodillas en una capilla, hay gente alrededor de él, también hay personas en los asientos, ya no se encuentra en su casa, está desorientado, adolorido y con una fuerte migraña.

El hombre que tenía a Harry estaba en frente de él con un palo golpeándolo contra su mano de manera amenazante. De repente una voz suena, era el padre, el líder de la secta.

—Gabriel, gracias por traerme al intruso e informarme sobre el hereje.— dijo el padre.

—Mi devoción hacia usted y Dios es infinita, mi señor.

El padre voltea a ver a Harry —Bueno, entonces tú debes ser Harry.
Me presento, yo soy el dueño de este templo, tu mesías. Soy el Padre Isaac Ezequiel. Que Dios me disculpe si mis seguidores te han hecho daño, pero sabrás que aquí es peligroso y debemos cuidar a los nuestros.

Harry no dice ni una palabra, está confuso, nunca había sido seguidor de una religión, pero estando aquí sabía que no podría ser normal.

—¿Hombre de pocas palabras? Tal vez haya que hacerlo hablar un poco, Gabriel.

Gabriel golpea las manos de Harry, al estar amarrado no puede moverlas ni defenderse, así que tiene que tragarse su tortura.

—Dime, ¿Qué haces aquí? ¿Qué buscas? ¿Cuáles son tus planes?— dice el padre con voz amenazante.

—Yo... Yo no sé qué hago aquí. No sé cómo llegué. Solo quiero salir de este puto infierno, quiero a mi hijo, quiero a mi esposa, quiero mi vida de vuelta...
Estoy cansado de luchar con esas cosas, no quiero seguir... Así que, si conocen una salida, por favor, ayúdenme.

Todos se quedaron en silencio y veían al Padre. Él estaba confuso, se veía amenazado.

—¿Estuviste qué? ¿Luchando? N... Nadie se enfrenta a esas cosas.— el Padre Ezequiel estaba nervioso.

La gente empezó a creer que él era un salvador, que es la persona que llegó a sacarlos de la locura y defenderlos de los temores que existían allá afuera. Creyeron que era un mesías, un pastor.
«El verdadero mesías llegó» decían.

—Q... Quién les dijo que... Él no... Ustedes... Él no es su salida, su escapatoria soy yo. ¡YO SOY SU PADRE!— respondió molesto —¿Él? Él es un falso pastor, un imitador, el anticristo está aquí ¿Quién más podría atreverse a luchar con esas bestias y sobrevivir? Nuestros hermanos han muerto intentando.

—¡YO NO SOY NINGÚNA DE ESAS COSAS!— gritó Harry —No sé qué diablos piensen ustedes, pero yo no tengo nada que ver en esto. Así que ¡SUÉLTAME!

—¿Todavía te atreves a gritar?, Estúpido.— le respondió Gabriel.

Empezó azotar el arma en la espalda de Harry, una vez tras otra. La sangre empieza a recorrer el suelo, a escurrir por la espalda de Harry, el cual solo podía gritar de dolor.

Para Alphonse las cosas no estaban mejor, se encontraba en una jaula, lo habían dejado en ropa interior y estaba golpeado.

—Ya... te dije que... no soy un hereje...— Alphonse no podía hablar por el dolor.

—No tengo órdenes de obedecerte y tus blasfemias deben castigarse.— le respondió su torturador.

Lanzó una cubeta de agua hirviendo al cuerpo de Alphonse, quemado su piel sin forma de defenderse.
Más hombres entraron a la habitación y comenzaron a patear la jaula, le aventaron cosas y lo apuñalaron con lanzas. Alphonse estaba viviendo un horror.

Harry seguía siendo azotado por Gabriel, estaba sangrando, adolorido y atónito.
La gente se dividió, unos creían que Harry era el mesías y la otra mitad creía que era un falso pastor.
Los seguidores empezaron a pelear entre sí, pues al creer que era un salvador, quisieron liberarlo de la tortura, y los fieles trataban de impedirlo. Algunas personas huyeron para evitar el conflicto.

—¡En nombre de Jesús, exijo orden en este templo!— dijo el Padre molesto. —¡Él no salvará a nadie, si alguien lo hará, seré yo!
Hijos míos, miren lo que les está haciendo, peleado unos contra otros ¿Creen que eso sea digno? ¿Creen que esa es la devoción de Dios Padre creador de todos nosotros?

—E... Esta... ¡Están todos locos! ¡LOCOS!
No soy el mesías, no soy un pastor, no soy Jesucristo. ¡No me metan en sus malditos rituales!

—¡BLASFEMIA! ¡BLASFEMIA!— exclamó Ezequiel —¡¿Cómo osas insultar las sagradas prácticas?! Y peor aún, negar lo que nuestras sagradas escrituras dicen.
¿Crees que es un invento? Es nuestro libro bendito, la palabra de Dios escrita, nuestro nuevo testamento, ¡Nuestra santa Biblia!
La palabra del señor no miente... Pero tú... Tú no eres el mesías, debes ser asesinado, torturado y mutilado, no mereces gracia ni misericordia.

—Solo suéltame y déjame ir, no me meteré en tus asuntos, solo quiero lo que es mío...

—Gabriel, llévenlo a la jaula.
Dios se apiadó de ti al no enviarte al gulag, pequeño impostor. Esas dos hermanas son lo peor.

—¿Dos hermanas?— Harry no entendía de que hablaba.

—Nina y Bella...

Cuestión de FeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora