Cuestión de Fe

Capítulo 11: Primer olor agradable

Harry estaba sobre los rieles, cuando la luz entró, noto que al fondo había un pasillo que lucía bastante lujoso y elegante.

El vagón comenzó a avanzar lentamente, al mismo tiempo que una música elegante se encendió y abundaba en aquél ostentoso pasillo.

A medida que el vagón se trasladaba, podía ver cuadros colgados en la pared, con fotos de un par de hermosas doncellas, eran unas gemelas.

Había objetos de oro, la luz era amarilla, lo que hacía resaltar aún más aquellos artefactos brillantes mientas seguía sonando la melodía.

Cada que se acercaba, un aroma llenaba el ambiente, no era como los anteriores, este era un aroma peculiar, algo más... Dulce.

Harry estaba confundido, no sabía dónde se encontraba a, ni qué había pasado con Alphonse.

—¿Qué diablos?... ¿Qué es este lugar?— Harry no entendía, pero de alguna forma, se sentía en paz, por otro lado, estaba nervioso por lo que sea que pasara.

El recorrido duró unos pocos minutos, hasta que paró en frente de una mesa, era evidente que el olor venía de ahí, era una mesa con deliciosos postres, estaba en un comedor muy elegante, había un candelabro, oro, lujos, alimentos exquisitos, había de todo en ese lugar, simplemente no encajaba con lo que había vivido anteriormente.

Del otro lado de la mesa había alguien sentado, se veía una figura alta, parecía una estatua, pues no se veía y se notaba algo oscura, pero podía apreciar un lindo vestido; era una dama... Mas no cualquier dama. Esta chica tenía dos cabezas, una siamesa, Harry apenas procesaba lo que veía, porque parecía no tener vida.

Unas velas se encendieron solas y la música seguía, era todo un espectáculo.

—S-señorita... ¿Oye?... ¿Está bien?— preguntó tembloroso —Creo que está muerta...— susurró.

Harry estaba hambriento, llevaba tiempo sin comer, trato de zafar su mano, hasta que lo consiguió, se estiró para tomar un bocadillo, pero aquella dama azotó la mano de Harry en la mesa violentamente, para luego acercarse poco a poco a su rostro.

—Jiji... ¿Se te ofrece algo?

Harry pudo ver la cara de las chicas, una de ellas (la que le habló) iba peinada con dos grandes y voluminosas coletas, mientras que la otra tenía su cabello suelto y lacio.

No tenía el brazo derecho, el que pertenecía a la chica lacia, en cambio, contaba con un brazo mecánico en la espalda.

—Eh... S-solo trataba de c-comer algo...

—Jum, bueno, creo que no te hará daño, toma un cupcake jiji.

Harry tomó el pastelillo y comió rápidamente. Moría de hambre, hasta que se dio cuenta del ridículo que hacía.

—Oh... Disculpe...

—No importa jiji— la chica parecía muy alegre.

—Espero no sea mucha molestia, pero... ¿Me podía decir dónde estoy? ¿Quién es usted?

—Bueno, pequeño preguntón, responderé a todo lo que quieras jiji

Soy Bella, ella es mi hermana Nina ella no habla, así que ni lo intentes. ¡Bienvenido a mi casa!

—Nina y Bella...— pensó Harry —¿Por qué me ayudó?

—Antes que nada, quiero hacerte una pregunta... ¿De casualidad sabes algo sobre un libro? Jiji.

—El libro de Dante...

—Veo que lo conoces... ¿Sabes dónde está, querido? Jiji

—Por desgracia, no, pero mi amigo mencionó ese libro, pero ya no sé nada de él...

—Entiendo... ¿Sabías que esa es una salida?

—Claro, por eso lo necesito. Pero me gustaría buscarla con mi amigo.

—Bueno, somos dos, pequeñín. Ahora, te diré para qué te necesito. Sabes, los horrores de Hippocampus son demasiado fuertes para una doncella, así que no puedo salir... Si me haces el favor de conseguirlo, vendrás conmigo jiji. Tomarás tu propio camino y yo el mío. ¡¿No suena increíble?

—Es que... Sí quiero salir de aquí, pero necesito encontrar a mi hijo y esposa, y ahora también a Alphonse.

—¿Y cómo estás tan seguro de que están aquí?

—No lo sé, pero si yo terminé aquí, estoy seguro que ella también, incluso desapareció primero que yo. Nunca la vi en la sala de hospital y no estaba por ningún lado.

—Bien... Si eso quieres, tú encárgate del libro y luego buscaremos a tu preciada familia jiji.

—¿Por qué no lo ha buscado usted? Se ve que es fuerte, aventó al padre sin dificultades, podríamos ir juntos— argumentó Harry.

—Bueno... ¿Tú quieres morirte? Pequeño gusano, solo ve y punto.

—Lo... Lo lamento...— estaba avergonzado y asustado.

—Búscalo y saldremos de aquí los dos. Te ayudaré jiji.

—¡Muchas gracias! ¡De verdad no sabes cuánto te agradezco!— dijo mientras brotaban lágrimas de sus ojos. La chica no transmitía mucha confianza, pero no tenía de otra, además, por su aspecto, era más que obvio que la mejor opción era tenerla de su lado.

—De acuerdo— Bella activó una palanca que desató a Harry —Pero antes, debes hacer unas cosas jiji.

—¿Cómo cuáles?

—¿Conoces a JorJor?

—... S-sí...— dijo tembloroso

—¡Perfecto! Jiji, ya sabrás a qué te enfrentas jijiji. Tráeme su machete.

—¿No sería mejor evitarlo?

—Es una prueba, pequeñín, así sabré si eres fuerte y de utilidad. No quiero malgastar mi tiempo y el de mi querida hermanita.

Ahora sal, la puerta está por allá. Tendrás que recorrer la mansión en busca de JorJor, ten cuidado, la mansión es peligrosa, sobre todo el sótano.

—De acuerdo...

—Espera— dijo la chica —No piensas salir con eso ¿O sí?— dijo refiriéndose a la corona de espinas.

—No puedo quitármela— dijo Harry

—¿Ay tontito, después de todo le tienes miedo a un poco de dolor? Jiji, deja que te ayude.

Bella acercó su brazo mecánico a la cabeza de Harry, arrancando de un tirón la corona de espinas.

—¡AAAAH! ¡Maldita sea!— gritó Harry de dolor.

—¿Te gusta? Es mi Steelhand, fue un regalo jiji. Si no quieres que sea tu pesadilla, te recomiendo no intentar nada que me perjudique, de lo contrario, te buscare... te encontraré... y ahora sí no podrás intentar nada más...

Ahora sí, puedes salir.

—De... De acuerdo.

Harry salió de aquel comedor, la puerta se cerró sola a sus espaldas.

—Maldita, eso dolió... Por si no tuviera que aguantar el dolor de mis manos. Y ahora también estoy amenazado.

A prueba... No tenemos tiempo para esto. Supongo que no tengo de otra si quiero salir— se hablaba a sí mismo —Ella es fuerte, no sé qué se hace...

Era hora de recorrer la mansión.