Capítulo 9: Santificada sea tu muerte

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Ezequiel se llevó a los dos a mitad del bosque, dónde estaban los demás seguidores esperando. Eran los que creían que Harry era un mesías.

-¿Quieren un mesías? Pues su mesías tendrá- dijo Ezequiel en voz baja.

Ezequiel se puso en medio de la gente -¡Hijos míos! Lo traigo aquí, es él, su mesías.

Toda la gente hacia bulla, se alegraba y gritaba de alegría.

-Sin embargo, yo, su padre, aún tengo mis dudas acerca de este sujeto, así que he preparado esto para ustedes, para confirmar que este hombre es el mesías.

-Que carajos estás hablando...- dijo Harry mientras tenía un horrible dolor de cabeza.

-Solo hay una forma de saber que este señor es el indicado, y esa forma es... Que él resucite al tercer día.

-Pero qué mierda...- Dijo Alphonse.

-Y tú, cállate, esto no es sobre ti, así que por favor Gabriel, hazme el favor de colgar a este pecador.

-Con gusto, Padre mío

Gabriel colgó a Alphonse de cabeza en un árbol, golpeó sus costillas y sus piernas.

-Gabriel, no es momento, de ahí no va a escapar.- dijo Ezequiel

-A sus órdenes Padre, perdone.

-Hijos, hagamos que este sujeto sea digno de ser el mesías.- dijo Ezequiel -Vamos a amarrarlo y que sienta lo que nuestro señor Jesucristo sintió en vida, en la tierra, en cuerpo y alma.

-No...- dijo Harry asustado -No, no ¡No! ¡NOO! ¡SUÉLTAME!

-¡AMARREN SUS MANOS!

La gente se acercó violentamente a Harry, sostuvieron sus manos y piernas, lo amarraron a un tronco y lo golpeaban y pateaban.

-Tráeme los utensilios, hijo- dijo Ezequiel.

-Todo está listo padre.

Ezequiel tomó un látigo, tenía varias extensiones y bolas de plomo.

-¿Te suena esto, Derek?, Claro que no, nunca repasaste sobre la palabra del señor. ¡Que dé inicio la flagelación!- gritó Ezequiel.

-¡NO, NOO! ¡AAAHG! ¡Gr...!

Ezequiel empezó a azotar la espalda de Harry, una y otra y otra vez...

-Uno, dos y tres, cuarenta menos uno- decía Ezequiel.

-¡AAAAH! ¡Ugh! ¡Grr AAAAH!

-Treinta y nueve, hijo mío. Levántate, aún no terminamos.

Seguía golpeando, cada vez más fuerte.

-Vamos, tienes mucho que recorrer- dijo Ezequiel -Vamos hijos, vengan a ver a su mesías, salvador de todos nosotros. Camina, vamos ¡Camina!

El Padre lo soltó y lo levantó bruscamente, Harry se negaba, pero la tortura era peor, así que se levantó y caminaba despacio.

_No, así no- dijo Ezequiel mientras Gabriel traía una cruz -Así es como debes hacerlo.

Le dejaron caer la cruz a Harry sobre su hombro. Descolgaron a Alphonse y se lo llevaban arrastrando al ritmo en el que Harry caminaba.

-¿Hasta dónde lo llevamos Padre?

-Déjalo, tiene que caer tres veces.

Comenzaron a recorrer el bosque, los gritos abundaban en esa noche rojiza, el viento soplaba con fuerza, lo que hacía difícil cargar la cruz y más encima, ser azotado.

Harry cayó por primera vez y todos se alegraron como si de un show se tratase.

Ezequiel golpeaba con más y más fuerza hasta que cayera por segunda vez. La gente aventaba piedras, ramas y todo tipo de basura, Harry en su mente no entendía por qué estaba pasando por eso, solo quería irse ¿Por qué esa gente lo maltrataba si decían que sería su mesías? Quizá así lo decían las santas escrituras.

Harry cayó por segunda vez, Ezequiel permitió que la gente se metiera y empezara a golpearlo, tenían bates con púas, palos con piedras, lanzas, ramas, con todo.

-¿No crees que falta algo, Gabriel?

-A sus órdenes.

Gabriel trajo una corona de espinas, la colocó en la cabeza de Harry y la golpeaba con un palo para que se adhiera a su cabeza.
La vista de Harry se nubló, la pérdida de sangre era mucha. Al ver que Harry no caía, Ezequiel lo golpeó para que cayera por tercera vez, una vez en el suelo empezó a agredirlo mientras contaba cada uno de los golpes hasta terminar.

-Treinta y nueve golpes recibirás. Será aquí, empezamos ahora- dijo Ezequiel.

-Gabriel, los clavos.- Dos personas sostuvieron a Harry y lo pusieron sobre la cruz. El intentaba hacer fuerza, pero estaba muy herido y no podía.
Alphonse había sido arrastrado, su cuerpo estaba rasgado, recibía patadas y empujones por todos lados.

Ezequiel le ordenó a Gabriel que dé inicio, se acercó a los brazos de Harry y empezó a enterrar los clavos en sus manos.

-¡AAAAH! ¡GRRAAAH!

-Padre de los marginados, de los sin techo, de todos nosotros, desde lo más bajo hasta lo más alto, este pobre diablo no es digno- decía Ezequiel.

-¡AAAAHGG!

-Perdóname por esto, pero es la única escapatoria que encontré para acabar con este pobre borrego. Merezco... Merezco tu castigo- Ezequiel se hace un corte en la palma de la mano mientras Harry sigue gritando. -Pagaré por mis pecados, pero primero déjame salvarlos, déjame ser su verdadero mesías. Eres uno y trino, que la santísima Trinidad esté siempre conmigo y con los míos.

Gabriel ponía el segundo clavo -¡AAAH! ¡GR...! ¡AAAHG!

-Padre, hijo, espíritu santo, escuche mis plegarias... ¡Envía a esta pobre alma al infierno! ¡Y que la lanza del destino decida lo que ocurrirá con este hombre!

Harry estaba crucificado, levantaron la cruz y lo dejaron colgado. Desataron a Alphonse y clavaron sus manos en el árbol que estaba al lado de la cruz.

-¡AAAAHGG! ¡MALDITOS! ¡GRR AAAAH!- gritaba Alphonse.

La Cruz reposaba entre la oscuridad del bosque, debajo del cielo rojo de la noche, iluminada por la luna llena, suspirando al Espíritu Santo.

-Bajo la luz de la noche roja reposará tu cuerpo crucificado, con la sangre emanando de tu cuerpo pintarás el suelo, gota a gota escurriendo por la cruz en la que tu espalda desgarrada está descansando. Morirás solo, abandonado, en medio de la hostilidad del bosque junto a tu colega, junto al hereje. No eres ni serás mi mesías.
Que la desgracia acabe contigo y la misericordia sea nula para ti.- dijo Ezequiel.

La gente celebraba, se emocionaba y rezaban juntos, como una sola voz.
Siguieron todos al Padre, se marcharon a la capilla y los dejaron inconscientes, solos para morir desangrados.

Cuestión de FeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora