De Tus Órbitas en el Agua [Denji x Power]

2: Martes, solitud, confusión

     Agua a la cara.
     Si tan solo no hubiera abierto los ojos... Si tan solo no hubiera visto lo que vio, si tan solo, de verdad, hubiera fingido que no sabía lo que sí sabía que estaba ahí, en el rostro de Power... Todo le hubiera ganado
     Su imagen, la clara evidencia de que él sentía algo que no era capaz de entender con nada de lo que se convencía saber de sí mismo... ¿Cómo se daría cuenta si de verdad se trataba de eso y no de otra cosa? ¿Quién más se lo podría explicar?

     No quería estar en una situación de ese estilo.
     Llegó la noche, pensó que tendría que toparse con Power de nuevo. La había evitado todo el día en la agencia, con la cara fruncida y sin interés por nada que no fuera el pensamiento constante, el martirio que venía con lo que sea que había hecho por el impulso de la noche anterior.
     Para su buena suerte, Aki y él se fueron en el auto. Power por su cuenta. Se lo imaginaba. Cuestiones incómodas.

     No le aligeró el peso a Denji en ningún momento. Algo le colgaba del pecho hasta el suelo, sentía que arrastraba con él, como la piedra de la vergüenza encadenada a su garganta.
     Hubiera dado todo por haber lanzado la roca por un puente, pero estaba seguro de que en algún momento, lo terminaría arrastrando sin poder detenerse.

     Rojo.

     Aki le daba golpecitos al volante. No sabía nada. Denji estaba muy callado, deseaba ignorarlo como él. Aki estaba intrigado por observar dos días seguidos a su compañero actuar de la misma forma, seria y contradictoria a su carácter tan imprudente.
     Había algo ahí, más no tenía certeza del gigante agujero en su cabeza.

     —No entiendo en qué estarás ocupando tu cerebro, pero sea lo que sea, debe de estar terminándose las pocas neuronas que te quedan.

     —Tú solo conduce, llorón —respondió Denji—. Pienso en tetas.

     —Las tetas no te ponen así.

     —Es porque tú si has tocado tetas y yo no.

     Aki se quedó confundido, así que se rió. No se divirtió con la respuesta, pero le pareció algo que diría el Denji más normal, el menos entendido.
     —Ayer encontraste a Power, ¿dónde estaba? Se tardaron bastante en regresar, creímos que les había sucedido algo.

     —Estaba en un callejón, empapada. Tuve que llevarla al auto. No me dio tiempo de dejarla otra vez en el restaurante.

     —Estaba empapada.

     —Llovió.

      —Sí, ha llovido.

     Verde.
     Aki apretó el acelerador. Denji apoyó el brazo derecho sobre la maneta del automóvil. Miraba por la ventana la tierra endurecida por el viento y la falta de agua, las grietas del lodo.
     Le recordó al aroma de Power, le picó la nariz. Casi estornuda.

     —Oye, Aki...

     —¿Qué?

     —¿Crees que Power es feliz con nosotros?

     Aki lo miró de soslayo. Trató de pensar en una respuesta clara y directa a la pregunta tan abierta de su compañero. Se pasó la lengua por los dientes, ideando algo resumido y necesario.

     —Podría ser mucho más feliz, de eso estoy seguro. Solo que con nosotros está bien. Está segura.

     —Pero podría ser más feliz... Eso responde más a mi pregunta.

     —Power y tú son muy similares. No creo que no te hayas dado cuenta de esos detalles tan sutiles en su comportamiento. Ambos son infantiles y desproporcionados... Imprudentes.