De Tus Órbitas en el Agua [Denji x Power]

4: Jueves, intensidad, excitación

     Ducha. El agua cayó.
     Primero recorrió la cabeza, después los hombros, la espalda, el pecho, el estómago... Terminó en el trasero, las piernas y por último, los pies. 
     Denji se detenía en la sensación sobre sus hombros; calor, termicidad, quema y queda. Se grabó el mentón de Power sobre su piel. 
     Despertó de un coma. Alguien lo trajo de vuelta al mundo cuando se acarició sobre la carne y volvió a sentirla ahí, una y otra, y otra vez... La hizo y deshizo, formó y formuló la figura y el contraste; pensó en el aroma, porque no olía a algo convencional; fragancia de hierro, también canela y jabón de té verde. A veces el cabello olía a tierra mojada, otras veces a humo de cigarrillo por el ambiente.

     No era un olor agradable, no era una mezcla comestible.
     Era el aroma de Power. Era la esencia que dejaba en quien conocía y quien más tiempo tenía junto a ella. 
    La llave siguió soltando agua.

     La emoción subió y subió... Vibrante y gentil, atorada dentro de él por un momento. No lo soportó y terminó tocándose.
     Fue placentero, animal y descontrolado. Era más desordenado y paranoico que otras veces; se tornó cada vez más rápido, no supo qué hacer ni a donde mirar. Le atacó la vergüenza, trató de dejarse tal y como estaba.
     Y ya no podía parar, se sentía demasiado bien. Demasiado como ella.

     Terminó sobre el azulejo.

     Suspiró ronco, se apoyó sobre la pared.
     Se quedó flotando hasta que el corazón dejó de latirle contra los oídos. Así era eso; siempre era igual, mas se notó el rojo en la cara. Rojo frustrado.
     Cerró la llave, lo pensó, la volvió a abrir.
     Terminó de enjabonarse, se enjuagó y salió de la ducha. Se metió a la cama enseguida sin hacer una pausa.

     ¿Por qué se sentía tan frustrado sin razón?
     Lo intuía, que era algo mucho más profundo que solo buscar masturbarse pensando en Power y dejarlo morir ahí. Era pena. 

     Se cubrió la cabeza con la manta y se frotó el rostro en ella. Trataba de quitarse el sonrojo, como si hubiera sido pintura acrílica. Nada salía, estaba incluso más sonrojado y más estúpido.
     Veía a Power diferente. Humana y visible, profunda.
     La tenía guardada dentro; atascada dentro de los huesos.
     Sanguínea, tibia, somnolienta. Lujuriosa, sin necesidad de ser vulgar. Deseosa, pero sin ansiedad consumada.

     Una paradoja.

     Los gritos de Aki lo sacaron del letargo. Entró de golpe, con el rostro tembloroso.
     —¡Maldito cerdo asqueroso, si vas a hacer... ! ¡Si vas a hacer eso, limpia la puta pared!

     Denji se coloreó más intenso.
     —¿¡Qué!?

     Power se asomó desde su habitación.
     —¿De qué mierda hablan ustedes? ¿Por qué hacen tanto maldito alboroto?

     Denji saltó de la cama, empujó a Aki y se metió al baño. Qué tremendo idiota había sido.
     Limpió el azulejo con un montón de papel de baño. Siseó de desesperación, se tomó de la cabeza.
     Tenía que mantenerse sereno.

     Abrió la puerta.
     —No exageres, no fue nada grave.

     —Creo que no entiendes lo que respeto significa.

     —Lo olvidé, no estaba pensando con claridad.

     Power se quedó expectante. Ladeó la cabeza sin entender nada de lo que estaban hablando.
     —¿Qué? —preguntó ella—. ¿De qué hablan?

     —No seas tan... Obvio... —Aki miró a Denji de una forma tan imprecisa, que tuvo que dar unos pasos hacia atrás. Era una señal; extraño. Alzó las cejas para esperar otra cosa, algo más que saliera de sus labios. Nada brotó de ahí; se quedó esperando por nada.
Aún así, se sintió señalado.

     —No estaba pensando. Lo siento.

     —No me digas —Aki se cruzó de brazos—. Sal de ahí. Quiero darme una ducha yo también...

     Aki arrojó a Denji fuera de su camino. Cerró la puerta con seguro y rebosó el murmullo de la regadera por el pasillo. Denji se sintió observado. Se restregó los brazos con las manos.
     Power cruzó los suyos sobre el pecho.

     —¿Qué sucedió? ¿Por qué gritaba el tipo de la colita?

     —Algo que no quieres saber...

     —Oh, no. Yo sí quiero saberlo —otra vez hizo la mirada dura e intensa. Las pupilas se abrieron como dos puertas. Denji sintió que si alguien lo empujaba, iba a caer al abismo de Power. Ya le estaba regresando la mirada.

     —¿Para qué quieres saberlo? No es necesario. Ve a tu habitación, yo voy a la mía y terminamos así.

     Denji se dio la vuelta, entró a su habitación y se tiró encima de la cama. Se acurrucó, enredándose debajo la manta.
     Power le siguió. Quedó apoyada en el marco de la entrada. Su peso estaba suspendido sobre su pierna derecha.

     —¿Qué soy yo para ti?

     La frase le hizo eco dentro del cerebro. Rebotó delante, detrás, izquierda y derecha... Denji se apoyó con ambas manos para poder sentarse sobre el colchón.
     Ella seguía ahí, esperando su respuesta.

     —¿Por qué me preguntas eso?

     —Me da curiosidad saber qué soy yo para ti. Hemos pasado por un par de cosas estos días... Por eso creo que, para tener más contacto contigo, quiero saber qué parte de ti he tocado.

     Tocado.
     Qué parte había tocado...
     ¿Cuál de todas?

     —Para mí eres... —dudó, la pregunta tenía un doble filo punzante—. Una muy buena amiga. ¿No es así?

     Una respuesta neutral, evitativa.

     —¿No es así? No entiendo.

      —¿No somos amigos?

      —Sí... Bueno, supongo que si lo dices así, tiene bastante sentido. En fin, creo que tienes razón... Somos amigos.

     Denji notó un destello casi invisible de azul en los ojos de Power. Pensó que era un reflejo de la luz, o solo una ilusión que él se quiso hacer para pensar que lo que había visto era tristeza. Una ilusión para mantener viva la idea, muy lejana, sobre que Power y él sintieran la misma cosa.

     Lo mismo que él sentía, que ella lo tuviera dentro.
     Guardado.
     Oculto de todos.

     Power se tambaleó. Sonrió muy diferente a otras veces.
     No se le notaron las ganas de hacerlo.
     Eso confundió a Denji.

     Iba a salir.
     —Bien, buenas noches.

     Fue la primera vez que Power se despidió para ir a dormir.
     Eso lo cambió todo.

...