𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 01🎲

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El cantar de los pájaros abrió paso a una nueva mañana en Mirai City, el sol abandonó su cama para mostrarse como cada día en el medio del cielo, despejando las nubes que lo adornaban, las cuales comenzaban a tornarse grises presagiando la lluvia que rogaba por caer.

Afortunadamente, los hermosos rayos del astro rey impidieron su llegada, llenando de satisfacción y alivio al joven Alfa de cabellos castaños y ojos negros que se vestía, ansioso por salir a comprar sus hierbas para preparar sus deliciosos tés y reabrir su cafetería.

Sus mejillas sonrosadas por el frío hacían que tuviera un hermoso toque de ternura. Incluso si el sol estaba alto en el cielo no otorgaba suficiente calor para deshacer del todo el frío causado por el inicio del invierno.

Normalmente, recibía muchos comentarios sobre su aspecto tan tierno a pesar de ser un Alfa dominante, su aroma a chocolate agrio llegaba a ser tan intenso que algunos Omegas se rehusaban a acercarse demasiado a él.

Sin embargo, luego de conocerlo toda perspectiva cambiaba y el miedo era remplazado por las sonrisas que causaba aquel torpe Alfa solitario.

Jungkook vivía solo desde sus veinte años, tras la partida de sus abuelos a una vida mejor, se quedó solo en su pequeña casa a la entrada de la ciudad.

Sus padres habían fallecido aún siendo tan solo con cachorro, por lo tanto, sus abuelos habían ejercido el papel de sus progenitores.

Lamentablemente, el tiempo no perdona y nueve años atrás se los había arrebatado. Por ello el Alfa deseaba encontrar alguien con quien pasar el resto de sus días.

A veces era difícil mantenerse con una sonrisa en el rostro aún estando tan sólo y alejado de la sociedad como lo estaba él.

Aún así, Jungkook amaba su cálido hogar, en donde una pequeña cafetería les daba bienvenida a los viajeros que encantados con la belleza de Mirai City se sumergían en un viaje para disfrutar de las hermosas atracciones naturales de las que era portadora la ciudad.

Y justo por ello debía ir a la ciudad a buscar hierbas para hacer sus cocimientos, ya que esa mañana cuando se había despertado cayó en cuenta de que las reservas estaban agotadas.

Tomando un bolso y varios envases los acomodó sobre la mesa de la cocina, mientras anotaba en una pequeña agenda todo lo que necesitaría comprar.

Varias veces había salido en busca de ingredientes y los había olvidado luego, pero esta vez no sería así.

Finalizando la lista, se dirigió a su habitación para tomar su abrigo. No era saludable salir sin estar bien abrigado en esos tiempos, además de que no le convenía enfermarse teniendo en cuenta lo lejos que quedaba el hospital de su casa.

Deslizó su cálido amigo color rojo que lo acompañaba a todas partes y colocándose sus guantes para proteger sus manos se encaminó a la cocina a buscar sus cosas.

Antes de salir, colocó el pequeño cartel que indicaba que la cafetería estaba cerrada y por fin, emprendió su camino a la ciudad.

Caminar lo hacía sentirse libre y le servía para refrescar su mente. En los últimos días, pensamientos tormentosos lo habían estado molestando con constancia.

El temor a quedarse solo, el no poder encontrar un Omega con cual tener sus cachorros y formar su familia lo estaba carcomiendo por dentro.

Tenía veintinueve años, debería haber cortejado a alguien hace mucho tiempo y formado su manada. Sin embargo, a su lobo no le agradaba ninguna de las Omegas del pueblo.

Llegó a pensar que tal vez podría ser un chico, pero tampoco había aceptado a ninguno de los que había conocido.

Eventualmente, Jungkook estaba un poco desilusionado al no poder encontrar a su otra mitad. Aún si no fuera su destinado, tendría que existir una persona que llamara la atención de su Alfa.

Ice Heart⊰᯽⊱KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora