El deceso del amor (Parte 1).

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Pequeño Disclaimer:
Como mencioné al en las "Aclaraciones", no soy experta en enfermería o medicina, así que si algo no tiene suficiente sentido en esta parte, les pido una enorme disculpa. Son libres de corregir si gustan (siempre desde el respeto, por favor).

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❝Puedo perderlo todo, pero no tú...
Oh Dios, no tú...❞
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Por supuesto que Qi Rong se sentía orgulloso

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Por supuesto que Qi Rong se sentía orgulloso. Los primeros días con su pequeño sólo habían sido tranquilos, tal vez un poco tensos debido a la inquietud de su A-Jian y su evidente incapacidad de conciliar el sueño más de la mitad de tiempo que era común a su edad. Incluso con ello, tanto él como su marido hicieron su mejor esfuerzo no sólo para proporcionarle una vida cómoda y digna, sino tranquila.

    Fue de las pocas veces en las que Qi Rong tuvo que esforzarse por otorgar paciencia.

    Estaba acostumbrado a que otros tuvieran paciencia con él, siendo parte de su rutina y de su personalidad el tocar los botones correctos para desquiciarlos, o como le gustaba llamarlo: poner a prueba su paciencia. Sin embargo, no fue para nada divertido ser él quien fuera aquel conductor de paciencia. No era nada divertido ni entretenido soportar los caprichos de alguien que sólo se guiaba por sus instintos. Pese a esto, no pudo hacer nada para evitar que su alma consentidora e instinto protector salieran a relucir.

    —Desconozco el porqué te quejas tanto de nuestro hijo, si al final lo harás en vano y le concederás lo que quiere —comentó Lang QianQiu, su esposo, con los brazos cruzados y su típico semblante neutro y principesco.

    Como si hasta con él tuviera que comportarse como un príncipe bueno y solidario.

    Él no era uno de sus estúpidos súbditos, no era uno más de esos imbéciles que vanagloriaban sus palabras como si fueran la mayor de las verdades. De eso nada.

    —Es sólo que mi hijo lo merece todo —contestó Qi Rong con obviedad—. La mejor ropa de las más finas sedas, la mejor cuna, los mejores juguetes, el mejor médico y, sobre todo, todo el cariño, amor y devoción del mundo.

    Orgulloso por sus propias afirmaciones, meciendo a su pequeño retoño quien finalmente había logrado dormirse, se jactó de su marido acomodándose mejor en la amplia cama matrimonial, no teniendo problema alguno y casi manejándose con soltura con su hijo en brazos e ignorando la incomodidad en su parte baja.

    Por supuesto, Lang QianQiu no le discutió nada. Qi Rong pudo sentirse orgulloso cuando su hombre sólo se sentó a su lado y, con la mirada más cursi y empalagosa que alguna vez había visto en su esposo, se inclinó para depositar un suave pero amoroso beso en la cabecita de su hijo.

    En su interior, Qi Rong apreciaba esos momentos.

    Aún recuerda, con especial afecto, aquel día en el que su hijo le dedicó su primer intento de sonrisa. Incluso él sonríe sólo de recordarlo.

Stay Alive | QiuRong Donde viven las historias. Descúbrelo ahora