Capitulo 18

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»S O«

Meredith.

La cruda carne me provoca malestar, me obliga a voltearme y alejarme tapándome la nariz en un intento inútil por desaparecer su olor.

—Mer, me preocupas —se acerca Nat para darme un vaso de agua fría—. Llevas una semana pálida, con nauseas, dolor de cabeza y mareos.

—Si, creo que algo me a caído mal.

Me llevo el vaso a la boca y doy un gran trago, aliviando mínimamente los síntomas.

—¿Ya fuiste al médico?

Giro para acercarme a él y continuar preparando pero me toma de los hombros llevándome a la mesa para que me siente.

—No, pero estoy segura que ya se me pasará.

—Pues yo no me fío, más vale la opinión de un profesional. Por lo pronto sal a tomar aire o una aspirina, vitaminas o paracetamol que siento que en cualquier momento te me desmayas. —señala con la vista la puerta.

No muy convencida me quito el delantal y la red, colgándolos junto a la entrada. De reojo miro que todo esté en orden y salgo.

Solo acepto dejarlo solo en la cocina un rato porque no hay trabajo y es un día flojo. Lo único que hacemos es adelantar algunos pendientes, pero puede apañárselas solo en lo que busco la manera de desaparecer estos malestares que me han estado acosando desde hace días.

Y creo que no es mala idea la de Nat sobre tomar vitaminas, a lo mejor por el estrés y la mala alimentación me siento tan fatal.

Decidida busco Asbel, ya que Vázquez no está y no puedo salir del trabajo sin el conocimiento de un superior y resulta que Asbel es el único.

Hemos mantenido una relación bastante estricta entre nosotros, nos hablamos de usted y solo coincidimos cuando el trabajo lo requiere. Fuera de eso no pasa más, y su forma de portarse conmigo a cambiado. No me trata mal como el primer día, pero tampoco de maravilla. Se limita a ser cordial y yo también.

Lo busco en la oficina de Vázquez y no está, el la zona VIP y tampoco, en la otra menos, en el jardín no.

Estoy por darme por vencida cuando paso por uno de los cuartos de mantenimiento, precisamente el más grande y recóndito, en el que todos ocupan para hacer cositas de todo tipo. Y del que ahora, salen gritos.

Toco la manija y no me pone traba, la abro de par en par. Quedando atónita y fría ante la escena que se desarrolla en mis narices.

—¡Eres un maldito imbecil! —le grita Diego a Marc sobre el hombro de Asbel—. ¡Yo solo estoy tratando de abrirte los ojos, cobarde!

—¡Tu eres un hijo de puta que se atreve a insultar una mujer solo porque ella no te corresponde! —le contesta a gritos Marc y se acerca.

Asbel, en medio de ambos le hace una ligera seña a Marc que lo detiene de inmediato y con la mirada Asbel doblega a Diego que se gira y les da la espalda.

—¿De que están hablando? —pregunta el de ojos preciosos.

—Solo estoy tratando de ser buen amigo y hacerle ver que su novia es una puta sin descaro que le pone los cachos en sus propias narices y él no hace nada más que cerrar los ojos y probar las babas de otros. —explica Diego.

—¡Hijo de perra! —explota en rabia Marc he intenta lanzársele pero de nuevo, Asbel lo detiene con una seña.

—¿De quien hablan, de la de rizos de ramen?

𝑃𝑅𝑂𝑀𝐸𝑆𝐴𝑆 𝑌 𝐴𝑀𝑂𝑅 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora