Capítulo doce

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12 / ¡Corre!

Cuando estés en pánico,
respira más fuerte
que tus pensamientos

Anónimo.

—¿Qué haces aquí?—pregunta con el ceño fruncido sin dejar de apuntarme.

—Quiero respuestas.—sentencio.—Y no me iré de aquí hasta obtenerlas.

—Pues pierdes tu tiempo.

—Eso ya lo veremos.

Nos miramos fijamente como desafiandonos la una a la otra. Hasta que ella baja el arma, camina un poco y la deja encima del escritorio.

—¿Recuerdas que te dije que cuando te matara seria con un cuchillo enterrado en el corazón?

Sonrío divertida y me guardo el arma aceptando el reto.

—Sí, pero ahora será difícil que suceda.

Y sin pensarlo, ella corre hacia mí y me lanza un puño el cual logró esquivar, sin embargo sigue lanzado y como puedo los esquivo. Después tomo el brazo que va directo a mi cara y le pego un puño en su boca haciendo que se le reviente el labio. Retrocede anonadada y se limpia la sangre.

—¿Ahora sabes pelear?—se ríe irónicamente.—¡Que sorpresa!

—Solo quiero hablar, no quiero matarte.

—No serías capaz.

Vuelve a intentar golpearme, pero yo soy más rápida y me giro rápidamente haciendo que su espalda quede contra mi pecho; aprovecho eso y rodeo mi brazo alrededor de su cuello y con mi otra mano le hago presión dejándola inmóvil.

Gracias Jacob por tus clases

—¡Sueltame!

—Ahora yo podría matarte y mi nombre sería tu último suspiro.—le susurro recordando sus palabras haciendo que se estrese.

Intenta zafarse pero hago más presión.

—¿Qué quieres?—pregunta con voz entrecortada.

—Ya te dije que respuestas.

—Entonces sueltame y te las daré.

Lo pienso dos veces, muerdo el interior de mi mejilla y luego accedo. La suelto y al instante se lleva su mano al cuello sobandose y tratando de respirar.

—¿Por qué quieres matarme?—voy directo al grano y ella me mira mientras tuerce los labios.

De la nada su mirada cae en el escritorio, sigo su mirada y veo el arma ahí. Sé sus intenciones así que rápidamente saco mi arma y le apunto.

—Ni se te ocurra si no quieres que te vuelve los sesos.

Ella se detiene y me mira tragando saliva. No sé porque, pero me gusta esta nueva sensación, me gusta que me tema.

Yo me acerco al escritorio y tomo su arma dejándola a mi lado. Luego vuelvo a guardar la mía y la miro impaciente.

—Contéstame.

—Porque es lo mejor.

Frunzo el ceño y ella sonríe de forma malévola.

—¿Lo mejor? ¿Para qué?

Se vuelve a limpiar un poquito de sangre que le sale del labio y después se la lame.

Esta vieja está loca.

—Lo mejor para todos.

¿Qué? No entiendo.

La miro confusa y sigue hablando:

Sueño Eterno [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora