Nota de autora: ¡Hola, buenas! ¿Cómo están? Después de un millón de años vuelvo a escribir algo extenso.
Espero les agrade y sea de su simpatía, todas las ships acá presentes y la historia en general de todo me ha enamoraaaado.
Advertencias: este fanfic tendrá contenido sexual EXPLÍCITO. Todo lo que escribí es de mi autoría, agradecerían respeten eso.
Sin más, espero lo disfruten.
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En Jonia los paseos de los niños por las calles, por los campos, en medio de la naturaleza más revitalizada y consciente que nunca, siempre eran usuales. Incluso donde los días se hacían de nubes copiosas y todo explotaba en una lluvia torrencial, que nada parecería detenerla. La naturaleza, el mismo territorio, la misma región de magia, protegía y guiaba a sus destinos a cada persona que adoptara como suya.
Hubo batallas llenas de sangre que la misma lluvia limpió, marcas inmensas que se fueron enterradas bajo el paso de los años; que revitalizaron una zona de guerra que previamente hubiera dañado su propia consistencia.
La tierra de Jonia era sabia, y por tierra hablamos de todo lo que la región comprende. Todo río, todo árbol, todo animal, persona e incluso climas desatados, decían ser por algún motivo. La guía de los espíritus en ese territorio te llevaba a donde debías estar, siempre.
Y la seguridad de una tierra defendiéndote era inigualable.
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—La lluvia en nuestra región es una bendición.
Su madre le peinaba el cabello con una dedicación bastante pobre.
Era bailarina y guerrera, no adepta a la peluquería como tal. Había intentado muchísimas veces hacerle trenzas, moños e incluso insistir en que lo recorte bajo sus orejas o permita que creciera más, pero Akali desde niña era muy inquieta e impetuosa, y la mujer no iba a ponerse a pelear sólo porque su visión de la elegancia no concordaba con ella.
Akali era muy similar a su padre, después de todo: sencillez, sin perfecciones ni preferencias terrenales. Y tenía lo suyo: letal, salvaje y preciosa, la vanidad que alguna vez pudo tener, pero expuesta en su propio recuento de una niña que no atravesó todo lo que por su parte sí. Era libre y sin tapujos.
Significaba la crianza que ninguno de los dos pudo siquiera completar.
—¿Entonces puedo salir igual? —Ahí ella apropiándose de las oportunidades.
Si llovía no había entrenamiento, normalmente. Si llovía podía salir a dar vueltas y perderse en sí misma con la región que la complementaba, como buena hija de Jonia.
—Aguarda a que Irelia termine, Akali.
Ambos lo sabían, era inteligente y conocedora, sabía defenderse y darse el tiempo para salir huyendo en caso de que cualquier incidente ocurriera. No que ésto fuera común. Shen se había ocupado de que todo un perímetro tuviera sus marcas para evitar que las malas intenciones se acerquen a propagarse.
Un punto a favor de su magia y desconfianzas. Al menos eso había dejado tranquila a la madre de su hija.
Irelia suspiró, oyendo a sus espaldas a Shen reír con una suavidad que, ojalá, fuese más inexpresiva. El equilibrio interno que supuestamente ese hombre se cargaba se iba al demonio desde que tenían a su hija en común. Se dejaba expresar mucho más. Se notaba que el hombre en medio de todo su entrenamiento sobre equilibrio y paz, caía excesivamente rápido en la tentación del desorden.
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Sombras crepúsculares [Kayn x Akali - Shen x Zed]
FanfictionDISCLAIMER: todos los personajes y ambientes pertenecen a Riot, yo solamente manipulo a mi antojo. Sumario: Akali es la hija de Shen. Kayn es el hijo de Zed. Cuando se conocen, Jonia es clara con ellos respecto a la unidad que tendrán desde entonces...