Capítulo 3

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Capítulo 3

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Por alguna razón, la genética siempre encuentra un paso más allá de lo físico para parecerse a sus padres.

Akali bebía un trago de agua cuando un estornudo le barrió la concentración y una risotada exagerada saltaba por detrás. Kayn y sus burlas siempre eran casi de calibre inocente, si es que no lindaban las ideas sanguinarias y zafadas. Parecía tener quince años en físico pero no demasiados en carácter, en éste sólo parecía querer encerrarse en lo que le decían en casa: entrenar, matar, poder.

Y de repente se reía de que su compañera casi se ahoga por estornudar.

—Vuelve a ahogarte con una castaña y que te ayude tu árbol —rugió Akali, sacándole la lengua.

¿Por qué se hacía amigos tan extraños?

—Guárdate tu insolencia, aprendiz.

—¿Aprendiz? —Ahora fue ella la que empezó a reírse a carcajadas—. ¡También lo eres, idiota! ¿Así es como te regañan cuando entrenas? Aprendiz es una categoría.

Kayn rodó los ojos. La chica hablaba muchísimo y casi siempre lo dejaba en ridículo, para más: casi siempre estaba atenta a todo lo que pasaba a su alrededor y, por ende, incluso tomarla por sorpresa era un problema. Siempre al pie a la hora de alguna broma o de lo que ocurriera consigo para poder soltarle una bocanada de cualquier cosa.

Las pocas veces en que salía victorioso de ahí, ella pedía revancha y volvía a hacerle comer tierra.

—Necesitas más agilidad y firmeza.

—No puedo sacarle peso a mi guadaña —refunfuñó el muchacho.

—Entonces aumenta tu fuerza física, duh.

—¿Crees que entreno durmiendo siestas? ¡No hagas ese gesto desagradable!

¡Duh! —Otra risotada de ella y una palmadita después, seguido de lo que le compartió su cantimplora con agua.

La tomó como quien no quiere la cosa y le dio unos buenos tragos.

Nunca llevaba nada consigo más que su arma y un par de suplementos. Éstos morían camino al lugar, por lo que Akali comenzó a llevar de más desde la segunda vez que se encontraron. Iba a cumplirse casi un año de eso y los descansos de los jugueteos se volvían cada vez más cómicos por sus conversaciones.

El muchacho se limpió la boca con la mano y lanzó la cantimplora al piso. Ella pareció saltar en su lugar.

—¡Júntalo! ¿Quién te crees? —Y ella que le había convidado y todo.

—Oblígame —El tono mañoso fue increíble. Kayn olvidaba que así como él se tomaba a realidad las ironías, Akali se tomaba reales los retos y amenazas.

Le pateó la guadaña y brindó un puñetazo con kunai empuñado, directo al rostro. Fue tan veloz que no le dio tanto tiempo, pero debió preverlo. Dio un paso hacia el costado por el golpe, y alzó la mirada donde ella le esperaba lista para otro asalto.

La sonrisa en su cara era tan...

—Insolente —masculló el muchacho.

—Me lo dices seguido, ¿es tu forma de coquetear conmigo? —insinuó.

Kayn no sabía muy bien qué era lo que Akali le hacía sentir en cuanto al ámbito emocional. Le costaba arrancar en sus indicios y muchas veces se comprendía enojado con ella casi por cualquier cosa. Le molestaba su falta de respeto, le molestaba que le gane, le molestaba cuando ponía ese tono diferente en sus consultas, donde parecía molestarlo como si fuera un niño pequeño.

Sombras crepúsculares [Kayn x Akali - Shen x Zed]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora