11 de mayo de 2022, 10:29 p.m.
Me encontraba sentado en mi cuarto a la hora en la que la mayoría de la gente sale de su casa a cumplir con su rutinario trabajo. Mi cuarto, mucho más triste y pequeño que el anterior, en dónde la luz natural del día solo se hace notar un poco cuando el sol se encuentra en lo más alto. El frío siempre presente, la sensación de soledad, escuchar las ya reconocidas voces de tu familia. Y ahí estaba yo, sentado observando la imagen que en algún momento de mi pasado decidí poner de fondo en el escritorio de mi computador. Estaba absorto en un paisaje cuyas tonalidades azules me transportaban a un bosque en completo invierno, dónde la oscuridad reinaba incluso más que el tan característico frío. La respiración era dificultosa como si hubiese estado corriendo por horas sin descanso. De vez en cuando algún sonido habitual de la casa me recordaba dónde realmente estaba, pero no era suficiente para sacarme del letargo. La soledad del bosque me daba tranquilidad, sin preocupación alguna, sino la de respirar, esperado que dicha dificultad para hacerlo aumente y se haga imposible, hasta que observo como poco a poco la luz se posa con autoridad sobre la oscuridad del lugar haciendo que mi visibilidad cambie de cierta manera que... se va, se va todo. Y ahora, solo estoy sentado en mi habitación, algo mareado y viendo cómo ha pasado otro día más, al tiempo que la noche me da la bienvenida y se regocija de mis problemas como cada noche de los últimos cinco años.
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Pensamientos Nocturnos | [Colección de escritos]
De TodoEste es un recopilatorio de pequeños escritos que hice durante poco más de dos años en los que la depresión me tenía como prisionero. Fue con estos escritos que me involucré de lleno con el mundo literario. La escritura como terapia y la lectura com...