V. de camino a hogwarts
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Kendall no pensó que las semanas pasarían tan rápido y que se encontraría en el expreso que se dirigía a Hogwarts tan pronto. Percy Weasley y Jeffrey Prewett la acompañaban, porque claro, era nueva y no sabía nada acerca del tren o lo que le esperaría una vez dentro del castillo. Solo acataban las ordenes de Molly, a medias cuando se trataba de Jeff, pero al menos estaban haciendo lo que ella pedía, a su modo.
── Es raro que Kei...
── ¡Cierra la boca! ── ordenó, no, exigió Jeffrey, alterado al escuchar lo que su primo estaba a punto de decir.
Kendall los observó con una expresión confusa, porque no entendía lo que estaba pasando ni por qué Jeff se exasperaba tanto ante la mención de una persona. Es más, Delacour no había alcanzado a oír bien el nombre de aquel individuo porque el chico lograba hacer que Percy o los gemelos se quedaran callados. Ella solo conocía el apellido, pero no importaba, porque estaba a nada de llegar a Hogwarts y tarde o temprano, conocería a ese o a esa tal Sudoll que ocasionaba que Jeffrey se pusiera a la defensiva con solo aludir a su persona.
── Lo siento ── farfulló el pelirrojo ──. Solo iba a decir que se me hacía raro que no viniera, siempre lo hace los primeros días.
── Yo le dije que no lo hiciera ── habló Jeffrey.
── ¿Por qué?
── Bueno, la francesita iba a estar con nosotros, no podría humillar a Sudoll en paz teniéndola a ella presente. Además, es un poco masoquista de su parte venir aquí sabiendo que le detesto y que es mutuo ese sentimiento de desprecio.
Percy bufó, rodando los ojos con una frustración que Jeff no pudo ver, pero que la rubia sí que lo hizo.
── Ni siquiera te odia.
── Profesa su aberración por mí como un religioso su adoración a Jesucristo, pero claro, no me odia.
── No comprendo su discusión ── murmuró Kendall, dándoles la espalda un momento para sacar una almohada.
── ¿Qué estás haciendo? ── inquirió Percy.
── ¿No es obvio? Mientras ustedes discuten sobre si ese tal Sudoll odia a Jeff, yo dormiré porque la ansiedad me ha estado carcomiendo desde la noche anterior y quedan horas para llegar a Hogwarts.
── Sudoll es una chica ── aclaró el pelirrojo, recibiendo un manotazo de su primo ── ¿Por qué te afecta tanto que la gente que no la conoce sepa de ella? Es extraño, se siente como si Ke...
── ¿Puedes cerrar tu estúpida boca, Percival? Kendall no la conoce, y tal vez lo haga, porque no puedo impedirlo, pero por ahora no quiero que sepa de ella o de si me odia o no, porque no es relevante.
Ese camino a Hogwarts se veía largo, y estresante para alguien como Kendall que solo necesitaba momentos de paz, porque ni en su propia casa, junto a las personas que son su familia, podía sentir un instante de tranquilidad.
── ¿No es relevante? ¿Y entonces por qué pareciera que Sudoll te importa tanto, que ni siquiera quieres que Kendall sepa de ella todavía? Admítelo de una vez, al final no eres tan malo y Sudoll no es una víctima de tus caprichos.
── ¡Ya tuve suficiente de tu mierda, Percy! ── tronó el mayor, enfurecido.
Ni siquiera hubo necesidad de levantarle la mano, con el solo hecho de alzar la voz y salir furioso del compartimiento dando un azote a la pobre puerta del vagón, bastó para que Percy se quedara callado durante todo el trayecto.
── Eso fue... intenso ── susurró Kendall, en francés y se acomodó como pudo en el asiento en el que se encontraba, argumentando que solo iba a cerrar sus ojos durante un corto lapso.
Lapso que terminó convirtiéndose en las seis horas de camino a Hogwarts.