Marca de Matrimonio [XiCheng/ChengXi] 💙💜

Capitulo 38

[Publicado: 07/12/2022]

[Editado: 19/04/2024]

En lo alto de una cumbre puede verse un hombre de blanco, su aura afable y noble se mezcla con el paisaje etéreo del mar de nubes; la calma perfumada que sopla desde los bosques le arranca una sonrisa sutil.

A su lado camina otro hombre, las elegantes túnicas púrpuras se adaptan a su imponente figura, encima lleva una más larga y abrigadora cubriéndole la cabeza; en la cintura resalta la espada y la característica campana de claridad de su secta. Pero lo que más destaca entre sus posesiones, es el singular anillo plateado reluciendo en una de sus manos que suele girar para disipar la tensión.

Él no puede verlo, pero sabe exactamente qué estado de ánimo tiene y la imagen se construye en su imaginación.

Sandu Sehgnshou debe verse tan serio ahora, con el suave ceño fruncido emitido a través de las delgadas cejas, relumbra ese par de ojos almendrados en tonalidad púrpura como el reflejo vivo de sus ropas; quizás lo vigila de vez en cuando para que no sufra alguna caída producto de su vergonzosa condición.

Hoy ha sido el día en que Zewu-Jun y su cómplice Jiang Cheng, han roto las reglas y escaparon de Receso de las Nubes. Ya estaba previsto que no dejarían salir al jade en cuanto hiciese esa petición por escrito, por lo que fue el feroz líder de secta quien lo ayudó a salir del sofocante Hanshi.

La cima de esta montaña en especial parecía haber sido cortada con el filo de una espada, su superficie lisa se encontraba algo elevada de tal manera que apunta hacia el cielo; en esta estación del año se cubre de nieve, mientras caminas cuesta arriba es posible visualizar la luna como si emergiese de esta espesura blanca.

No hay manera en que Lan XiChen pueda apreciar la magnífica vista, sin embargo, estuvo aquí en el pasado. Siendo un joven discípulo, ascendió por esta misma cumbre cuando se perdió durante su primera cacería nocturna. Aquella vez sus ropas estaban cubiertas de sangre, asustado y sin aliento, fue bañado por la luz de la luna y contempló el paraíso nocturno de montañas inexploradas.

Extrañaba esa sensación de libertad. Sentirse como un pequeño e insignificante cultivador en un mundo enorme de posibilidades.

—¿Es tan necesario acercarse a la orilla?— de pronto un no muy convencido líder de secta le preguntó.

Jiang Cheng avanzaba cada vez más tenso, los dedos se le crispaban ante cada paso hacia al frente que daba aquel hombre de blanco.

Pues al final de la cumbre se encuentra un largo precipicio, donde los profundos desfiladeros extravían los ríos y cascadas salvajes, es un lugar que escapa de contacto de cualquier mortal. La niebla y bruma ondulan conforme se acercaban a la orilla, apenas es posible apreciar la fila de montañas blancas en el horizonte o la luna colgante en el cielo estrellado.

El paso de las botas blancas era dubitativo, sin embargo, siempre lleva ligereza, una agilidad sin igual como si serpenteara entre pequeños obstáculos de nieve.