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Fue después de clases. El sol había comenzado a ponerse, proyectando un resplandor naranja en el cielo.
𝐓/𝐍 se estaba acercando a las puertas. Otros estudiantes también se estaban yendo, pero no estaba tan lleno como esperaba 𝐓/𝐍, no es que se quejara.
"𝐓/𝐍-kun-" Sonó una voz. La sensualidad en su tono fue suficiente para que no solo 𝐓/𝐍 dejara de caminar, sino que los demás que lo habían escuchado también se detuvieran en seco.
Akeno se acercó a 𝐓/𝐍. Sus caderas se balanceaban, dejando que su cabello se balanceara de un lado a otro de su cuerpo. El sol proyectaba una sombra sobre su rostro que de alguna manera la hacía aún más atractiva.
"Oye, 𝐓/𝐍-kun", dijo de nuevo, deteniéndose frente a él.
𝐓/𝐍 podía sentir los ojos de quienes los rodeaban mirándolos. Había una variedad de emociones, desde la ira hasta los celos.
La linda mirada en el rostro de Akeno hizo que se formara un poco de rubor en el rostro de 𝐓/𝐍. ¿Por qué le estaba pasando esto?
"¡Hola, Akeno-chan, SAN!... ¡Akeno-san!" Rápidamente corrigió su error, pero el daño ya se había echo.
"Ara ara. Chan, ¿hmm?" Se inclinó un poco más cerca, enojando a algunas personas más en la multitud.
"Lo siento, Akeno-san. Fue un accidente. Por favor, no te enfades conmigo", se disculpó 𝐓/𝐍, esperando que ella no se enfadara con él, pero en realidad era todo lo contrario.
"No estoy enojada, 𝐓/𝐍-kun. Por favor, llámame como quieras→" Terminó con un guiño muy coqueto.
𝐓/𝐍 de repente descubrió que el rubor en su rostro se volvió incontrolablemente rojo y no pudo dejar de tartamudear. No podía formar una sola palabra.
Akeno colocó sus dedos sobre su boca y dejó escapar una risa adorable. "Vamos. Tenemos que ir al edificio del Club de Investigación Oculta".
Sorprendentemente, ella agarró su mano y comenzó a alejarlo de la multitud de estudiantes y al bosque detrás de la entrada principal del edificio escolar.
𝐓/𝐍 logró reprimir su sonrojo cuando alcanzó a Akeno, quien de mala gana soltó su mano.
"¿De qué se trata todo esto?" Preguntó, esperando que fuera lo suficientemente serio como para olvidar todo lo que acababa de pasar.
"Te lo diré cuando lleguemos allí, vamos", ella agarró su mano una vez más y se movió más rápido que él.
El rubor volvió a su rostro cuando ella tiró de él de la mano. No pudo evitar sentir lo suaves que eran las de ella.
Ella lo llevó al edificio oculto para discutir un asunto que ahora necesitaba ser importante. Esta toma de la mano era lo máximo que había interactuado con una mujer antes, y estaría condenado si le permitía descubrirlo.
