Carta para mi más grande amor

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Mercia, Inglaterra
1885
Últimamente hace mucho más frio de lo normal, o tal vez simplemente son mis ropas que no soportan mi cuerpo. He crecido bastante y se nota, no entiendo cómo ha sido eso posible si solo han pasado tres años desde que me fui. Mamá debe estar preocupada por mí, y papá seguramente está listo para castigarme por mis hechos, pero no volveré. Creo que al fin he
aprendido a vivir por mí mismo, a pesar de tener que hacer lo que hago. Vale la pena, tengo dinero para ir a la panadería, me encanta volver todos los días, pues esa chica sigue ahí, desafortunadamente con la misma expresión de tristeza.

Me pregunto cuánto tiempo más tendré que ser un “pordiosero”, recibo mucha ayuda de los clientes en general, pero estoy cansado de no tener una cama en donde dormir. Necesito ropa nueva, definitivamente, la sangre no desaparece con la facilidad con la que yo creí, entre más fuerte tallo para que desaparezcan las manchas, más se rasga la ropa y más partes de mi cuerpo se muestran, ¿será por eso por lo que soy tan conocido? Porque así es, ellos al fin conocen mi nombre, Galileo, no creí que alguien me volvería a llamar así jamás. Pero ellos dicen que lo merezco, desearía que no lo hicieran.

Creo que hasta ahora el viaje de vivir para mí ha comenzado, ahora más que nunca quisiera tener mi propia casa y ganarme el pan de cada día de manera digna, supongo que lo que el abuelo decía era cierto, no todo se puede en esta vida, solo espero que en mi siguiente pueda ser quien quiero.

La chica de la panadería hoy dejo caer una sortija, espero que no sea de ella.
De verdad quiero intentarlo, pero que pensara de mí, un prostituto. A veces creo ver que me sonríe, inmediatamente mi mente crea ese escenario con nosotros dos casados, se siente bien. Pero ¿Quién quisiera depender de mí? Ahora entiendo por qué los jinetes siempre están solos,
espero con todas las fuerzas de mi corazón ser la excepción.

Aun cuando sé que me merezco todo lo que estoy viviendo ahora, quiero dejar todo a un lado y encomendarme a ella y a su abrazo que hasta ahora solo me he imaginado su sentir.

Soy tan patético, ¿Valió la pena sostener mi orgullo y mi capricho por vivir como lo hago ahora? ¿Sera que estaba destinado a yo ser la oveja con la que los lobos juegan? ¿Cómo puedo seguir considerándome un hombre si cada noche derramo lágrimas y muerdo mis labios para que mis sollozos no resuenen dentro del frio bosque?

Estoy cansado de vivir, mi fe disminuye cada vez que pienso en que mi vida nunca va a cambiar, pero ella y su voz todas las mañanas al pasar por la puerta de la panadería mantienen mi voluntad y mi cordura, me hace tener los pies en la tierra incluso aunque ni siquiera sabe mi nombre. ¿Cómo puede ser posible amar tanto a alguien sin siquiera conocerlo?

Me estoy aferrando a ti, viviré por ti y seguiré así hasta poder unir mis labios con los tuyos,
Isidore.

Galileo y los 5 jinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora