Warin

1 1 0
                                    

Me compadecía de la princesa, creo que nadie se merece el futuro con el que ella carga sobre sus hombros, y peor aún, que ese futuro ni siquiera es de ella, si no que fue el que le eligieron. Y aun después de contarnos esa historia el rey se preguntaba ¿por qué había gente que lo odiaba?

Como es que alguien podía cometer semejante acto en contra de su hija, en contra de alguien a quien amas tanto. Cuando el rey nos contó su plan solo nos dijo, tienen que desaparecerla, matarla, llévenla lejos. Pero cuál era la finalidad de eso, ¿Qué valdría más que la vida de tu propia hija? ¿Cómo es que en este mundo había gente tan egoísta que solo pensara en ellos mismo?

Y es que al hacerme "cercano" a la princesa sabia en la desdicha que ella decía vivir –Porque incluso aunque me convierta en reina y lidere toda Inglaterra nada me regresara el amor de mi padre- me contaba con sus ojos llenos de lágrimas mientras estábamos sentados dentro de un rebaño vacío No digas que no te ama, a veces la gente simplemente no sabe cómo expresar sus sentimientos.

-¿Pero entonces como explicas su cambio hacia mí?- pregunto quitándome el aliento, la verdad es que no era la primera vez que la veía llorar, por alguna razón ella me tenía la confianza suficiente como para contarme sus pesares y después fingir delante del pueblo que no nos conocíamos, incluso que me odiaba. Fue aquí cuando deseé que hubiera tenido un pasado como el mío, que incluso aunque nunca teníamos dinero, y a veces ni donde dormir, mi familia siempre estaba unida y llena de amor. Me dispuse a consolarla poniendo su cabeza en mi hombro y tomando sus manos entre las mías –Veras que un día él va a cambiar- una oración que solo la hizo llorar aún más, y yo solo me quede ahí para ella, hasta que se quedó dormida con sus ojos hinchados, con su cabeza en mi hombro, tan hermosa y tan tranquila, desearía que su vida fuera así también.

Pero en realidad, la mente de cada individuo siempre sería un enigma para mí, pues no entendía como el rey, incluso después de ver a su hija llena en sangre e inconsciente lo único que hizo fue pedir que nos fuéramos y la dejáramos tirada en el suelo, pero era obvio que Everand no lo dejaría tan fácil, pues de inmediato saco su daga y su cimitarra dirigiendo ambas hacia el cuello del rey.

-Dijiste, que nada negativo recaería sobre nosotros- menciono mientras lo miraba fríamente-Calma a tu puto pueblo, imbécil doble cara.

Fue después de esa oración que Hugh decidió intervenir tomando al jinete por el antebrazo y lanzándolo a un lugar lejos de donde el rey.

-Me parece que su descuido no eran parte de las órdenes que les brinde. 

Hablo el rey tan desvergonzado que solo aumento la irá de los demás -Perdóneme rey, pero ninguno de mis planes a futuro involucró jamás que el pueblo al que una vez salvé me vieran como el villano- menciono Hugh.

Para este punto, y sin que nadie se diera cuenta la princesa ya tenía sus ojos más que abiertos y me miraba y me pedía con la mirada que no hablara, por lo cual solo la sostuve en mis brazos y la pegue aún más fuerte a mi pecho, porque tenía miedo de su reacción al escuchar de lo que hablaban los hombre frente a ella.

-Siento mucho como te ha tratado el destino Rebecca- susurre en su oído al saber que probablemente esa sería la última vez que la vería 

-Hoy voy a morir, pero si eso hace feliz a Papá, está bien- solo tuvo que decir eso para que mis lágrimas salieran y cayeran en su hombro.  

Galileo y los 5 jinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora