Prologo.

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De arrepentimiento se reviste mi postura como persona, de aquello que juré se deshizo como el agua y la sal; el miedo propio de la naturaleza humana me arropó por completo como la vestidura de un traje, mis llantos se volvieron más comunes y llenos de monotonía; con el anhelo de un perdón que no será escuchado, con el frío nuevamente en mi pecho y los pensamientos más turbios; con la pregunta de un "¿porque?" Entre dientes, y un corazón en la mano que a duras pena sigue latiendo.

Estoy anhelando un amor; con la creencia que podría sentirme completa y al final ese amor no me acompaña, mi copa esta vacía, mi mano entrelazada con la brisa y los abrazos vacíos que suele darme mi almohada; debo entender qué,  la eternidad es un ideal vagamente de la ilusión de mi pequeña infancia; porque no puedo lidiar con la mentalidad de mi soledad.

Poemas redactados en este pequeño libro que será eterno para muchos corazones rotos que adornan este mundo; culminó con un hecho al cerrar mi corazón y aceptar que solamente estoy para mí.

Necesito escuchar ese perdón al aire que me recito para mí.

Cartas a Rosa blanca. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora