Capitulo 2.

3 0 0
                                    


Amar.

Cuando pienso en la palabra amar, pienso en nosotras, en lo que éramos y seremos; en cada pensamiento que estoy el miedo a perdernos me recorre el cuerpo, con todo el daño que nos cause me arrepiento, la vida  me tiene rezando en las noches para no ir al vacío; mi pecho sobre salta por las madrugadas y el insomnio hace espacio en mi cabeza.

Limitó mis palabras dulces hacia ti en un "te amo", estoy tan cansada de la sensación insuficiente, de yo creerme insuficiente, no tienes la culpa de quien alguna vez quise me rompiera a esta forma tan inútil que he alimentado, y admito que es tarde pero me duele verme de la manera en la que se descompone el pequeño castillo de mi corazón, del vacio que estoy aterrada, me soltare en él.

Lo único seguro que tengo de ese vacio y es el dolor pero, ¿cuando no? En esta vida siempre existe el dolor; es nuestro error creer que es malo, abrazar aunque queme y desgarre la poca bondad de tu corazón el dolor; porque después que desaparece renace el amor.

Sé como voy amarme en este mundo, pero no soy responsable de como el mundo me quiera amar; no necesito del amor que me quieren brindar.

Con locura me enfoque en que me amarán y al final me consumió como en ese baño, la sangre que sobre saltaba de mi cuello...

No quiero sentir el mismo infierno nunca más, no quiero volver a mirarme en ese espejo y odiar el hecho de seguir respirando; no volveré a dejarme sola, nadie quiere voltear a verme por la decepción y ya eso no me importa. Se siente muy libre aceptar que no necesito la eternidad para amar.

Sé que nadie quiere confiar en mi por la inestabilidad que albergó en mi pecho...

No podría juzgarlos, aprecio que se intentarán quedar a pesar de lo estropeada que estoy,  feliz viaje y gracias por haberme permanecido conmigo.

No fue mi mejor versión pero la de ustedes sí.

Cartas a Rosa blanca. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora