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—Sigo sin entender el porqué no solo lo matas de una jodida vez y te dejas de todo tu drama. —

—Algo me impide hacerlo. —

—El amor~ —

—No mames, no estoy enamorado de él. Quizás si lo haya llamado mi cien porciento, pero es solo amistad, creo...  Además, el culo me mintió, me traicionó, le di igual y sale con sus mamadas de que ahora quiere mi cabeza. —

—Valeee… Yo me voy para darte tiempo de que tú solito te des cuenta de que Luzu te tiene loquito. Cuando lo aceptes, quizás ahí lo puedas superar y ponerle fin a su alcaldía de mierda. Adiós patito. —

—Adiós, pinche Rubius. — El castaño salió de la base secreta que el mexicano tenía, dejando a este bastante pensativo.

Trataba de entender cómo la única persona que lo había protegido y cuidado como si fuese lo más importante del mundo, de un momento a otro lo lastimó de aquella forma. Quería hablar bien con Luzu del porqué de sus acciones, pero al solo verlo, el enojo se apoderaba de su cuerpo y no pensaba correctamente.

Se había vuelto más impulsivo y eso se le estaba trayendo problemas. Estaba poniendo en riesgo a sus amigos y primos, además de también tener sangre de inocentes en sus manos por el rencor que sentía.

Prefirió salir un rato, no soportaba estar encerrado tanto tiempo en un lugar tan pequeño como aquella base improvisada. Daria una vuelta por el bosque, tratando de ocultarse de cualquiera que lo observara, aunque a ese punto, inclusive los dioses estaban de lado de quien había considerado la persona más importante para él.

Al salir, soltó un suspiro al sentir el aire frío chocar contra su rostro; era extraña la sensación que tenía, sabía que debía estar angustiado por estar afuera sabiendo que ahora su cabeza tenía precio, y no cualquier precio, si no una recompensa lo suficientemente grande como para mantener una economía estable en más de un pueblo.

Pero él estaba tranquilo.

Caminó sin dirección alguna, disfrutando de la tranquilidad que le brindaba aquel bosque, trayéndole recuerdos de sus aventuras con Luzu, de cómo siempre lo alimentaba cuando no tenía comida, de como lo protegía de todos los mobs que lo atacaban y no podía con ellos, de todas aquellas veces que Luzu tomaba su mano para evitar que se separase de él y se perdiera.

Extrañaba tanto aquellos tiempos, cuando no sentía la constante ansiedad de que algo le podía pasar a sus amigos y familia, cuando no sentía como si su corazón hubiese sido pisoteado con tanta facilidad.

Sin darse cuenta, amargas lágrimas comenzaron a recorrer su rostro, volviendo el tranquilo ambiente a uno lleno de dolor y melancolía.

No había tenido tiempo de darse un momento para él y dejar que sus emociones fluyeran, siempre el enojo era quien evitaba hacerlo sentirse débil, pero en aquel bosque, se volvió a sentir aquel joven nuevo en Karmaland, que no conocía a nadie y que solo pudo refugiarse junto a Luzu.

Sus pies lo llevaron a una grieta, observando la profundidad de está. Recordando como una vez, Luzu lo había aventado a una para comprobar si está muy profunda, haciéndolo reír un poco pero volvió a dejar salir sus lágrimas.

Se sentía débil, por lo que se sentó en la orilla, balanceando sus pies bajo el oscuro vacío que se notaba en aquella grieta.

Se arrepentía demasiado de haber quemado la piña que Luzu le había dado, se arrepentía de no haber hablado con él desde un inicio y arreglar todo. Pero lo hecho, hecho está, y ahora debía de continuar con lo que se había propuesto.

Deshacerse de Luzu.

¿Pero era realmente necesario? ¿Era lo que él realmente quería? —Dioses… sé que ni siquiera están de mi lado, pero quiero saber ¿por qué chingados Luzu me hizo tanto daño? ¿qué no decía quererme? — Miró al cielo, sintiéndose ridículo al estar hablando a la nada, pero quería buscar respuestas, a pesar de verse totalmente desesperado.

Pero solo obtuvo silencio; silencio puro, ni un solo mob estaba cerca, ni un animal, nada.

Cubrió su rostro con sus manos, tratando de relajarse pero su llanto solo empeoraba, al igual que el sentimiento de vacío que tenía en su pecho.

Hasta que un rayo a la lejanía lo sobresaltó, haciendo que casi cayese por la grieta por el susto que le había provocado aquello. Miró a todos lados, buscando donde había caído aquel rayo, pero no vió nada, pero pocos segundos después, otro rayo cayó, está vez más cerca suya.

No entendía que estaba pasando, por lo que se levantó y prefirió irse, quizás era una mala broma por parte de los dioses; antes de comenzar a caminar de vuelta a su base, otro rayo cayó, casi golpeándole y obligándolo a retroceder.

Otro rayo, otro paso atrás.

Quackity miró a sus espaldas, dándose cuenta que estaba cerca del borde, pero volteó rápidamente al sentir como de nueva cuenta, un rayo casi golpea su pie, está vez, dejándolo justo al borde.

—Dioses, no sé qué chingados estén jugando, pero me van a tirar, no mamen. — Un rayo más apareció, y él solo traba de mantener el equilibrio, pero aquel impacto había hecho que el piso a sus pies comenzará a desmoronarse, haciendo que casi cayera a la grieta, pero sus reflejos fueron más rápidos y logró sostenerse para evitar caer.

Pero un rayo justo cayó en la mano que lo sostenía, haciendo que cayese; observó al cielo, notando cómo las siluetas de los dioses aparecían a la lejanía. Solo pudo cerrar los ojos, preparándose para el impacto que le esperaba, intentando entender el porqué los dioses lo habían arrojado a la grieta.

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Un nuevo luckity con eventos del K4, claro que sí.

Más lore = Más imaginación = Más fanfics

Gracias por leer<3

In another life ✮ Luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora