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Tenía pensado el volver a casa de Luzu para dos cosas: insistirle en que hable con sus amigos y hablar sobre aquel beso que se dieron.

Pero el hecho de que Rubius lo haya secuestrado junto a Lolito y Fargan para buscar a su novia (muñeco de nieve), le había complicado todo.

— Rubius, tío, llevamos ya bastante tiempo buscando a Nieves. — Fargan ya estaba cansado, había quedado con Willy pero al parecer Rubius había decidido que ese día nadie iría a ningún lado hasta a encontrar a su mujer.

— Ya se ha derritio'. — Lolito igual tenía planes como nuevo alcalde, pero, a diferencia de los otros dos, a él si le agradaba perder el tiempo, ya que tanto papeleo lo habían estresado que necesitaba de una excusa para escapar de sus obligaciones de alcalde.

Y que mejor excusa que buscar a un jodido muñeco de nieve, posiblemente ya derretido con los veintiséis grados Celsius que hacía, quien era la supuesta novia del loquito del pueblo.

— Callaos, ¿cómo pensáis en encontrar a mi mujer si estáis de putos negativos? — El oso comenzaba a desesperarse. Para él era más que claro que su niña ya podría estar hecha líquido, pero aún así trataba de encontrarla ya que era la única con la que podía hablar de sus problemas, pese a parecer un esquizofrénico. Además, Nieves era la única "consciente" de sus sentimientos hacia cierto amante del morado.

— Wey, ya superala. Hay más peces en el mar, como Vegetta, por ejemplo. — Dijo Quackity, generando bullicio entre los otros dos, quienes comenzaron a bromear por la rara relación entre el oso y el ojivioleta.

— No metas a tú padre en esto. —

— Ah chinga, ¿cómo que mi padre? —

— Vives en su casa, te alimenta, te cuida, a veces te regaña. Eres prácticamente su hijo. — Le explicó el oso, haciendo reír al mexicano, ya que le parecía curioso el cómo en su mundo era hijo de otros dos y ahora, en aquel mundo nuevo, era el hijo de Vegetta.

— Y tú eres su madre. Si es que vosotros sóis idénticos en la personalidad. — Dijo Fargan, haciendo sonrojar a Rubius y reír nuevamente a Quackity.

— Puta madre, pinche familia más disfuncional, pelean a cada rato. —

— Lo' que se pelean, se desean. — Rubius ignoró el comentario de Lolito, para poder adentrarse al bosque y seguir buscando a Nieves.

Para su mala suerte, solo encontró un pequeño charco con las piedras que Nieves tenía en su cara: se había derretido.

— ¡Noooo! ¡Mi niñaaa! — Se arrodilló de manera dramática, tomando las piedritas entre sus manos.

— Joder, que es la segunda este mes. — Menciono Fargan, haciendo reír a Lolito.

— ¿Cómo que segunda? — Preguntó Quackity, no entendiendo bien a qué se refería el búho.

— Rubiu' pierde a su novia segui'o, así que luego se vuelve a hace' otra. —

— No mames cabrón, ¿buscamos a tu vieja nada más para que al rato hagas otra? — Le recriminó Quackity al oso, dándole un golpe en la nuca a este, recibiendo un quejido por su parte.

— Eh, pero no me agredas cabrón. —

— A la chingada, yo debería estar con Luzu y no aquí. — Quackity se dió la vuelta, dispuesto a ir, ahora si, a casa del castaño.

— ¡Me saludas a tu novio! —

— ¡Vete a la verga! — Quackity alzó el dedo de enmedio, antes de irse del lugar.

A pesar de los pocos días de Lolito en la alcaldía, el pueblo se veía distinto, más cuidado y habían aumentado los guardias. Incluso, algunos edificaciones se veían mejor que antes, como si los hubiesen renovado de la noche a la mañana.

In another life ✮ Luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora