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El oso estaba procesando la cantidad de información que había recibido en tan poco tiempo, observaba un punto fijo en la pared mientras trataba de entender mejor la situación.

— Entonces tú y Luzu si son novios. —

— ¡Que no! O sea, estuvimos a punto de serlo, pero pasó lo de la alcaldía y así. — Ni siquiera él se creía aquello.

Sabía que su Luzu sí estaba enamorado de él, pero el aún no entendía completamente sus verdaderos sentimientos hacia el alcalde. Era consciente de que le tenía cierto aprecio, que se había autoproclamado la madre de sus hijos y tuvieron algunos roces que no precisamente eran como los que tenía con sus demás amigos, pero seguía temeroso por aceptar que quizás si haya sentido algo por Luzu.

— Vale, entonces estás tratando de volver a tu mundo, pero no sabes cómo. —

— Si, según Luzu me iba a ayudar a volver pero ahora está con ese wey. —

— Celoso~ —

— ¡No estoy celoso! Solo me parece extraño verlo tan alegre y enamorado de alguien más. Además, dejé a mis primos sin vigilancia y capaz le quieren hacer algo a mi Luzu. —

— Lo bueno es que no estás enamorado de él. — Dijo el híbrido en tono burlón, mirando al mexicano quien estaba tratando de no soltarle un fuerte puñetazo en la cara.

— Wey, si no vas a servir de algo, vete a la chingada. Necesito de alguien que sepa qué chingados pasó y como regresarme. —

— Podemos decirle a Vegettita. —

— No, no quiero que más gente se entere que no soy de este mundo. — No sabía el porqué tenía ese sentimiento de nerviosismo al pensar en decirle a Vegetta todo lo que había sucedido. Quizás era porque no sabía cómo el Vegetta de ese mundo reaccionaría, o quizás era para no recibir algún regaño de su parte.

— Entonces, solo queda Luzu. Es el único que conoce de magia en el pueblo, solo hay que esperar que termine de besarse con Auron y listo. — Aquel comentario hizo que el mexicano frunciera el ceño inconscientemente, logrando hacer reír al híbrido de oso.

— Pues ni pedo, a esperarlo. —

— Te llevaré a conocer el pueblo, que estoy seguro que Luzu solo te enseñó una pequeña parte. — El oso se levantó de su asiento emocionado, jalando al mexicano de su brazo para poder salir nuevamente de la casa.

— Ya conocí a este Alexby y Fargan. — Hizo una mueca al recordar la interesante situación en la que conoció a ambos policías.

— Déjame adivinar, los viste besándose. —

— No sabía que eran pareja. —

— No lo son. Solo... Son besos de amigos. — Le dijo, ya que ni siquiera él sabía con certeza cuál era la relación de su mejor amigo con el búho.

— Pinche gente rara. —

— Quackity, que tú y tú Luzu eran prácticamente igual. —

— Cállate. —

Ambos continuaron caminando, haciendo bromas entre ambos y a veces contando las diferencias entre sus dos mundos.

De vez en cuando, Quackity volteaba a ver lo diferente que era aquel pueblo. Era mucho más pequeño que el suyo, pero aún así, le gustaba como se veía, aunque no le agradaba que los pueblerinos los mirarán extrañados, le molestaba ser el centro de atención de gente que desconocía.

Llegaron a la iglesia, entrando en esta y encontrándose a Willy sentado en una de las bancas.

— Pero hombre, Willy. ¿Qué haces aquí? — Le dijo el oso, acercándose a la banca donde el albino se encontraba.

In another life ✮ Luckity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora