🔍XI🔎

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Con el único sonido de los cubiertos chocar con los platos, Victoria y Sherlock compartieron una mirada. Hacía unos minutos que Mycroft había llegado y comenzaron a cenar, y en ningún momento había dejado de sonreír. 

Carraspeando, Sherlock dejó sus cubiertos llamando la atención de los otros dos. 

—Hermano, ¿Qué tal va tu regreso a Londres? 

El hombre se encogió de hombros bebiendo de su copa antes de responder. 

—Ya sabes, los típicos papeleos- sonriéndole a Victoria, continuó- ¿Por qué mejor no hablamos de una vez de lo que nos importa hermanito? 

Entendiendo a lo que se refería, la joven decidió intervenir. 

—Pero a usted no le interesa Enola. 

Asintiendo de acuerdo y sin molestarse en disimular, Mycroft respondió con desgana. 

—Así es, cuando les dije hace unos meses que me desvinculaba de la chica lo decía en serio. Desgraciadamente no se me ocurrió que terminaría presa y manchando nuestro apellido. 

—Enola se está esforzando en...- Sherlock miró a Victoria buscando cómo seguir, a lo que esta le gesticuló una respuesta- encontrar su camino y la fortuna. 

Mycroft frunció el ceño. 

—Me gusta lo del camino, suena poético hermanito. Pero me preocupa que su próxima estrategia para encontrar la fortuna sea robar un banco. 

Victoria pisoteó con rapidez a Mycroft por debajo de la mesa para que callara, pues acababa de decir las palabras claves para que Sherlock enloqueciera. 

—¿Banco? ¿robar?- Sherlock tomó las manos de su hermano sorprendiendolo- ¿Qué sabes sobre eso? 

Cubriéndose con una mano el rostro entre avergonzada y cansada del dichoso caso, Victoria tomó con su otra mano el brazo de su esposo. 

—Mycroft solo daba un ejemplo, cielo. Déjalo ir. 

Mycroft asintió también liberándose de su agarre. Observando asqueado de donde lo había tomado, se limpio con un pañuelo. Posteriormente hizo lo mismo en su zapato, no sin antes dirigirle una mirada de reproche a su cuñada. 

—Lo único que tengo claro es que si decide seguir los pasos de nuestra querida madre, lo mejor es que adopte otra identidad como ella. De lo contrario, en un futuro nosotros y nuestra descendencia terminaran en prisión o como los marginados del país. 

—¿Qué?- Vicky se enderezó en su silla y Mycroft disimuladamente corrió sus piernas al igual que Sherlock- ¡Enola es una Holmes le guste o no! 

En ese instante, Irma entró con rapidez a la sala dirigiendole una mirada preocupada a la pelirroja antes de acercarse a Sherlock y entregarle un papel.

Antes de volver a retirarse, se detuvo junto a Victoria. 

—Señorita, debería controlar sus nervios. 

La joven asintió, pero tan pronto la señora se fue, retomo su acalorada conversación con el hombre. Las exclamaciones e insultos entre cuñados, no pareciendo molestar a Sherlock, quien se acomodó mejor en su silla para leer la carta. 

Luego de unos segundos, comentó: 

—Estoy de acuerdo con Mycroft. 

Tanto el nombrado como Victoria se giraron a la vez hacia él con sorpresa. 

—¿Enserio? 

Ambos preguntaron al unísono, Vicky más que nada furiosa. 

Sherlock asintió, antes dirigiendole un guiño a su esposa. 

Victoria HolmesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora