Capítulo 8: Misión cumplida

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-¿En qué nos habíamos quedado?- Sonríe y se acerca a él. -Ah, sí.- Recorre su torso con sus manos y lo mira de arriba a abajo. -Estás justo cómo me lo recetó el doctor.-

-Pues qué buen doctor tienes.- Lo toma por la cintura y reparte besos por las pequeñas heridas que dejó el cinturón en su cuello, no era nada grave, más bien eran marcas por la irritación. -¿Te duele? Es una venganza por la vez que casi me rompes la nariz.-

-Fue su culpa, bien sabe que no debe meterse con mí marido, por algo me casé con él y no lo dejé como un simple amante.-

-Sólo quería saber qué era lo que le veías.-

-Bueno, ahora ya sabe que eso no le incumbe.- Lo toma de la barbilla para besarlo y seguir con lo suyo. Se separa y baja sus manos por su torso mientras se agacha hasta llegar a su pelvis. -Vamos a ver si es cierto que todavía se le para más de una vez.-

Pasó un buen rato, Naruto tenía más energía de la que pudo haber pensado aquél pobre azabache que se encontraba tirado en el borde de la cama con las piernas abiertas, jadeaba, su pecho aperlado por el sudor subía y bajaba por la respiración agitada. El rubio puso una rodilla sobre la cama para subirse encima de él, le estaba haciendo arrepentirse de cada una de sus palabras.

-¿Es qué tú no te cansas nunca?- Sonríe al ver de nuevo ese rostro sobre el suyo. -Tenía meses que no lo hacía así...-

-¿Seguro que sólo meses?-

-Sí, de hecho dos, después de que me rechazaras aquella vez justo aquí, en tu casa.- Dice intentando molestarlo.

-Yo estoy seguro de que ni tú se lo hiciste así.-

-¿Y cómo sabes que no, si nunca me has visto en acción como activo? No sé, yo que tú, saldría de dudas.-

-Sueñas.- Le presiona sus mejillas con una mano haciendo que abra la boca y deja salir un hilo de saliva, a lo que Sasuke saca su lengua para así rozarla con la suya, uniéndose nuevamente en un beso que los llevó al mismo resultado.

-Creo que esa "línea" que nos metimos hace que no quiera dejar de hacerlo contigo... o quizá seas tú.- Se sostiene con fuerza de su espalda mientras su jefe se frota contra su entrada.

-Las dos cosas.- Sostiene sus piernas y sube una a su hombro para así después introducirse por completo.

La señorita Hyuga había llegado a la residencia, el personal la veía con nervios, sabían justamente a qué habitación se dirigía, pero no sabían si detenerla o no, pensaron que no les correspondía meterse en ello, así que simplemente no interfirieron. Subió las escaleras, fue tardado llegar del portón hasta la puerta de aquella habitación, pero por fin estaba ahí, ese momento le permitiría romper por fin su compromiso.

Escuchaba desde afuera los sonidos emitidos por ese pobre chico que parecía estar siendo destrozado, de una buena forma si así puede decirse.

-Pobrecillo.- Murmuró con una pequeña risa. Respiró profundo y giró la chapa intentando no ver lo que pasaba adentro, se quedó parada en el marco de la puerta, haciendo como si estuviera sorprendida y dejó salir un suspiro de sorpresa para llamar su atención. -¡Naruto!- Gritó asustando a su prometido.

-¿Hinata?- Se detiene y se levanta de la cama sin no antes cubrir al pelinegro con el edredón. -¿Qué haces aquí? ¿No se supone que saldrías por unos días?-

-Olvidé algo.- Lo mira con un semblante serio y molesto. -El hecho de que yo no esté no te da derecho a serme infiel, y en nuestra propia casa...- Da dos pasos hacia él mientras espera su respuesta.

-Bueno, es tú culpa, tú nunca cooperas en nada, ni siquiera dormimos en la misma habitación. Y sabes que todo esto está arreglado, ¿Por qué he de serte fiel? Si yo no te prometí nada.-

Ámame (NaruSasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora