Naruto acariciaba las oscuras hebras del chico que se encontraba acostado encima suyo, ya bañados y arropados les llegó el cansancio.
-Eres muy bonito, sasuke.- Dijo mientras observaba con detenimiento su pálido e inmaculado rostro. -Ni siquiera aparentas tener veinticinco, pareciera que apenas entras en los veinte, o podría decir que menos. Debo parecer uno de esos tipos a los que le gustan los menores.-
-Para nada, tú tampoco aparentas tu edad, ¿Lo sabías? Debe ser hereditario, porque tu padre también se ve súper jóven.- Levantó un poco la cabeza para verlo.
-Supongo, aunque mi madre tampoco se ve para nada grande.-
-Nunca la he visto, mi padre no sale a ningún lugar sin mi madre, son como dos chicles, así que deduzco que tus padres no viven juntos.-
-Sí... Deduces bien, están divorciados desde hace unos años, ella vive un poco lejos, así que no la veo muy seguido.-
-¿Y cómo es ella?- Preguntó curioso.
-Mh... Es peliroja, tiene ojos azules y es muy bonita... Ah, y es enojona como tú.-
-Yo no soy enojón.- Reclamó, enojado.
-Ya te enojaste, ¿Lo ves?- Apretó sus mejillas dejándolas rojas. -Siempre arrugas las cejas cuando te enojas, así que no lo puedes esconder. Y bueno, cambiemoslo a que tienen un "carácter fuerte" ¿Así es mejor?-
-¡Ah! Bien...- Acurrucó su rostro en su pectoral. -Te perdonaré sólo porque tienes un buen lugar para dormir aquí.- Restregó un poco su mejilla y cerró los ojos, dispuesto a dormir. -Más te vale no roncar, quiero dormir bien.-
-Yo no ronco, no te preocupes, pero sí agarro nalgas ¿Eh? Así que cuídalas.- Bajó sus manos y le dió un apretón.
-¡Naruto! ¡Déjame dormir!- Dió un pequeño brinco por la sorpresa, y bufó molesto volviéndose a acomodar en ese cómodo pecho bronceado y fornido, sólo por eso se lo dejaba pasar.
-Está bien, está bien.- Era divertido molestarlo, aunque ya también le estaba dando sueño, y mañana tenía que ir a trabajar, por lo que también se dispuso a dormir.
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•Un día nuevo comenzaba, los rayos del sol despertaron a aquellos amantes que yacían en esa gran cama matrimonial, estaban aún cansados y no querían levantarse, sobre todo Sasuke, su cuerpo aún se sentía bastante dormido, pero ya era hora de despertar.
El Uchiha se estiró en su lugar, y aún con los ojos cerrados, besó a su acompañante.
-Buenos días, amor.- Dijo que se levantaría ya, pero ese lugar era muy cómodo, en verdad no quería moverse de ahí. -Estás muy calientito, Sai, hay que quedarnos aquí, no hay que ir a trabajar... Vamos diario... Y diario es mucho.-
-Lamentablemente, cuando uno es el jefe, tiene que ir diario.- Naruto se sentó con todo y Sasuke encima, dejando al menor sentado sobre su regazo.
-¡Naruto!- Pegó un brinco del susto, cómo si a un gato lo hubieran sorprendido. -Perdón... Es la costumbre, no es que te confundiera.-
-Ahora veo por qué siempre llegas tarde.- Lo acomodó a un lado y se levantó para buscar ropa que ponerse.
-Es difícil levantarme.- Bostezó. -Ah, dejé mi ropa en tu coche, préstame las llaves.-
-¿No prefieres que te preste algo?-
-No somos de la misma talla, aparte incluso dejé mi teléfono ahí.-
-Bien.- Tomó las llaves del buró y se las pasó. -¿Irás al trabajo?-
-No lo sé... Tengo que ir a resolver asuntos pendientes con Sai, pero ahorita hablamos de eso.- Bajó a la cochera, la parte baja de su espalda y sus caderas, aún dolían por lo de ayer, pero era bastante soportable. Tomó sus cosas, entre ellas su teléfono, y se dispuso a marcarle a su esposo. Justo como esperaba, lo mandaba directamente a buzón.
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Ámame (NaruSasu)
Fiksi PenggemarSasuke era un chico jóven, felizmente casado, pero esto no le impedía divertirse con otros hombres que no fueran su querido esposo Sai. Decidió dejar de fijarse en otros después de que su esposo le perdonara sus infidelidades, pensó que lo lograría...