Capítulo 14

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Naruto acariciaba las oscuras hebras del chico que se encontraba acostado encima suyo, ya bañados y arropados les llegó el cansancio.

-Eres muy bonito, sasuke.- Dijo mientras observaba con detenimiento su pálido e inmaculado rostro. -Ni siquiera aparentas tener veinticinco, pareciera que apenas entras en los veinte, o podría decir que menos. Debo parecer uno de esos tipos a los que le gustan los menores.-

-Para nada, tú tampoco aparentas tu edad, ¿Lo sabías? Debe ser hereditario, porque tu padre también se ve súper jóven.- Levantó un poco la cabeza para verlo.

-Supongo, aunque mi madre tampoco se ve para nada grande.-

-Nunca la he visto, mi padre no sale a ningún lugar sin mi madre, son como dos chicles, así que deduzco que tus padres no viven juntos.-

-Sí... Deduces bien, están divorciados desde hace unos años, ella vive un poco lejos, así que no la veo muy seguido.-

-¿Y cómo es ella?- Preguntó curioso.

-Mh... Es peliroja, tiene ojos azules y es muy bonita... Ah, y es enojona como tú.-

-Yo no soy enojón.- Reclamó, enojado.

-Ya te enojaste, ¿Lo ves?- Apretó sus mejillas dejándolas rojas. -Siempre arrugas las cejas cuando te enojas, así que no lo puedes esconder. Y bueno, cambiemoslo a que tienen un "carácter fuerte" ¿Así es mejor?-

-¡Ah! Bien...- Acurrucó su rostro en su pectoral. -Te perdonaré sólo porque tienes un buen lugar para dormir aquí.- Restregó un poco su mejilla y cerró los ojos, dispuesto a dormir. -Más te vale no roncar, quiero dormir bien.-

-Yo no ronco, no te preocupes, pero sí agarro nalgas ¿Eh? Así que cuídalas.- Bajó sus manos y le dió un apretón.

-¡Naruto! ¡Déjame dormir!- Dió un pequeño brinco por la sorpresa, y bufó molesto volviéndose a acomodar en ese cómodo pecho bronceado y fornido, sólo por eso se lo dejaba pasar.

-Está bien, está bien.- Era divertido molestarlo, aunque ya también le estaba dando sueño, y mañana tenía que ir a trabajar, por lo que también se dispuso a dormir.



Un día nuevo comenzaba, los rayos del sol despertaron a aquellos amantes que yacían en esa gran cama matrimonial, estaban aún cansados y no querían levantarse, sobre todo Sasuke, su cuerpo aún se sentía bastante dormido, pero ya era hora de despertar.

El Uchiha se estiró en su lugar, y aún con los ojos cerrados, besó a su acompañante.

-Buenos días, amor.- Dijo que se levantaría ya, pero ese lugar era muy cómodo, en verdad no quería moverse de ahí. -Estás muy calientito, Sai, hay que quedarnos aquí, no hay que ir a trabajar... Vamos diario... Y diario es mucho.-

-Lamentablemente, cuando uno es el jefe, tiene que ir diario.- Naruto se sentó con todo y Sasuke encima, dejando al menor sentado sobre su regazo.

-¡Naruto!- Pegó un brinco del susto, cómo si a un gato lo hubieran sorprendido. -Perdón... Es la costumbre, no es que te confundiera.-

-Ahora veo por qué siempre llegas tarde.- Lo acomodó a un lado y se levantó para buscar ropa que ponerse.

-Es difícil levantarme.- Bostezó. -Ah, dejé mi ropa en tu coche, préstame las llaves.-

-¿No prefieres que te preste algo?-

-No somos de la misma talla, aparte incluso dejé mi teléfono ahí.-

-Bien.- Tomó las llaves del buró y se las pasó. -¿Irás al trabajo?-

-No lo sé... Tengo que ir a resolver asuntos pendientes con Sai, pero ahorita hablamos de eso.- Bajó a la cochera, la parte baja de su espalda y sus caderas, aún dolían por lo de ayer, pero era bastante soportable. Tomó sus cosas, entre ellas su teléfono, y se dispuso a marcarle a su esposo. Justo como esperaba, lo mandaba directamente a buzón.

Ámame (NaruSasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora