Capítulo 6~"¿ORGANIZARÍAS MI BODA?"

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Me levanto a las doce del día, no recuerdo haber dormido tanto en mucho tiempo, ni siquiera por ser domingo. Tengo tantísimo trabajo acumulado tras la boda de ayer, un cuerpo sumamente agotado y una mente algo turbada. Cuando somos niños soñamos con crecer, tener nuestra independencia, nuestro dinero y una vez logrado, deseamos volver a la niñez, a esa etapa donde todo es fácil y solo nos preocupa divertirnos hasta caer agotados.

Antes solía organizar dos bodas al día, aunque pronto comprendí lo difícil de hacerlo. Los recursos no lo permiten y el trabajoso preparativo para cada evento nos supera con creces. Por eso tenemos las bodas una tras la otra casi, aunque siempre dejo, aunque sea un mes de por medio. Por ejemplo: estamos en abril, este mes han sido hasta ahora dos bodas contando la de ayer. Dejamos de descanso mayo para la preparación de las ceremonias y volvemos a la carga en junio. Las vacaciones son a principios de julio y no volvemos a trabajar hasta septiembre.

Me pongo manos a la obra con la casa, tengo que dejarla reluciente pues a saber cuándo podré volver a hacerlo con tantas complicaciones. Estoy tendiendo la ropa y recogiendo un poco cuando me llaman.

— Buenas tardes Alanna, ¿cómo estás? — me pregunta Rob.

— Bien y tú — le respondo con una sonrisa amable.

— De maravilla.

— ¿Lograste el tan ansiado perdón?

— Más o menos, digamos que probablemente estoy muy cerca— dice con una sonrisa de lado y saca, como no, unas rosas con una nota.

— ¿Y eso? — pregunto asombrada.

— Vamos Al, no me digas que tienes amnesia y olvidaste a tu admirador secreto.

— No, no lo olvidé, pero hoy es domingo no miércoles — le recuerdo.

— Lo sé, también me sorprendió. Al parecer no pudo esperar tanto tiempo — dice entregándome todo.

— Esto es sorprendente, nunca creí que podría ocurrirme algo así.

— Eres hermosa, divertida y una gran persona. Los hombres simplemente caen rendidos ante tus encantos — vaya esas son palabras muy bellas.

— Gracias, eres muy amable al decir eso — le digo y se encoje de hombros entregándome el recibo.

— Lo cortés no quita lo valiente. Además, siempre hay que ir con la verdad por delante, adiós — se despide con la mano, le correspondo. Si esa chica no le perdona su falta estará perdiendo un tesoro irremplazable. No todos los días nos topamos con hombres tan capaces de expresar sin pena o temor sus sentimientos y pensamientos. Hombres así valen su peso en oro, como suele decir mi madre.

Volviendo al anterior tema no me lo puedo creer todavía, no entiendo lo de adelantar la entrega; no comprendo el propósito. Me encojo de hombros pensativa, a lo mejor sabe que las recibo y cuánto me gustan o algo por el estilo. Esta vez fueron dos rosas blancas rociadas también con mi perfume preferido como las otras, la nota dice:

Podría mirarte sin cansarme por la eternidad,
podría besarte sin prisa hasta mi muerte
eres el mejor regalo que ha existido jamás.
Si mi cobardía no fuera más grande que mi amor,
podría sin temor mostrarme ante tí
y expresarte frente a frente,
cuán profunda es esta llama que arde en mi corazón.
Solo espero que cuando ese día llegue
me permitas demostrarte los sinceros
que son mis sentimientos.

No tengo palabras de nuevo, no entiendo su miedo. Si es alguien conocido debe saber que no lo lastimaría, pero tal vez sea eso. Tal vez tema a mi rechazo y mi petición de ser solo amigos, pues a veces, eso es simplemente más devastador. En realidad, no sé bien cómo proceder, nunca antes me había pasado algo así. Suspiro, mejor no me rompo el coco con esto, lo que tenga que ser será. Todo pasa por algo y si no, es porque simple y llanamente no debe ocurrir.

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