Es jueves y cuatro días han transcurridos desde mi reconciliación con Dan. Me he esforzado por volver a sentir cosas por él, por volver a enamorarme perdidamente una vez más ¡Nada! ese ha sido el resultado. Todo es por culpa mía pues Dani ha puesto su mayor empeño. Ojalá pudiera dejar de compararlo en cada ocasión que tengo con Santiago. Si dejara de hacer eso podríamos avanzar algo.
Lo he intentado, Dios sabe que sí, pero no he podido. Mi amor por Santiago le gana al cariño que siento por Daniel. En cuanto a la boda, todo está quedando impresionante. El salón de la fiesta es una verdadera obra de arte, me quedé encantada con el resultado. Amanda ha confirmado que tanto el vestido de novia como el de las damas de honor están casi terminados. Todos los invitados ya confirmaron su asistencia (excepto la novia, claro).
No solemos trabajar los domingos, sin embargo, como es para alguien especial hicimos una excepción y realizamos hora extras. No he vuelto a recibir ni una nota ni rosas. Daniel suele darme flores cada día, pero no es lo mismo. Supongo que me he vuelto demasiado dependiente de ellas, de la alegría y euforia de recibirlas. No entiendo su decisión de dejar de enviarlas al haber conseguido su propósito.
Hoy iremos a ver una película, cenar, pasear por el Malecón, será genial. Hace tiempo que no lo hacemos. Me pongo un vestido sencillo sin adornos en forma de tubo, tacones altos y el pelo suelto, solo tengo que esperar a que mi cita aparezca. Cuando llega nos encaminamos a nuestro destino. Me gusta estar en su compañía, es gracioso y un gran acompañante.
— La película estuvo de maravilla— le digo una vez salimos del cine. Luego de cenar nos dirigimos hacia aquí y me sorprendió con una comedia romántica.
— Me alegra que te haya gustado. Es de las mejores de esta semana— me dice cogiendo mi mano y entrelazando sus dedos con los míos.
— No me sorprende. ¿Sabes? Me divierte estar contigo.
— Aún no he logrado enamorarte ¿verdad? — me detengo en seco y lo miro. Sus ojos destilan tranquilidad y su sonrisa es muy sincera. Miro hacia la oscuridad del mar, ya hemos llegado al Malecón.
— No Dan— le digo con honestidad— te tengo mucho cariño, sin embargo, no puedo decir que te ame.
— Está bien Al— dice cogiendo mi rostro para que lo mire— todavía me quedan unos días aquí.
— Ya, no sé si serán suficientes.
— No me importa si no lo son. Por lo menos me permitiste volver a formar parte de tu vida. ¿Y qué si no te enamoras de mi otra vez? Por lo menos podremos ser amigos.
— Por supuesto, seremos amigos pase lo que pase. Ahora que has vuelto a formar parte de mi vida no planeo dejarte marchar, así como así.
— Por lo menos lo intentamos. Con eso me es más que suficiente— dice sonriendo.
— Por lo menos lo intentamos— repito— Pero no te rindas todavía, eh. Nos quedan varios días por delante.
— Puedes estar segura que no me daré por vencido. Ya llegué hasta aquí, no pierdo nada con seguir adelante— seguimos caminando un rato más. Al perdonarlo, un gran peso se liberó en mi pecho. Daniel es un hombre excepcional y estoy segura, aunque no quiera decírselo por el momento, de que yo no soy esa otra mitad de su corazón. Por más que él se empeñe en creerlo, no lo soy.
— Lo malo...— dice de repente sacándome de mis pensamientos— es que no pude ayudarte a olvidar a Santiago. Será lo único que lamente de todo esto.
— Hay cosas que son imposibles de conseguir— digo suspirando— Mi historia con Santiago es rara y aunque sufro por amarlo me alegro mucho de haberlo conocido.
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¿QUIÉN ES LA NOVIA?
RomanceAlanna Russemburgo es una mujer de veintiséis años, cariñosa, amable y de buen corazón. Dirige su propio negocio de organizar bodas y le encanta el romanticismo, sin embargo, no ha podido encontrar al amor de su vida, aunque no ha perdido la esperan...