Dejarme convencer para hacer esta locura no es propio de mí. Si tan solo Santiago no me lo hubiera pedido de esa forma, habría sin lugar a dudas, declinado la oferta. Amar a otra persona puede ser tanto una salvación como una perdición, en mi caso fue lo segundo. Para los acompañantes los vestidos de novia son todos hermosos y cualquiera vale, para la novia tiene que ser el especial, el que vaya con su personalidad y sus gustos. El que diga estás brillante y dejarás a todos muertos de envidia y admiración.
Los vestidos de novia, dama de honor, el traje del novio, son muy importantes para esta celebración, sin ellos no hay boda. Y aquí estoy, entrando en casa de Amanda, una vieja amiga y colega, para escoger un traje para otra mujer. Uno que sin lugar a dudas debería ser para mí pues, aunque nuestros gustos sean iguales o parecidos, ese día ella no experimentará lo que yo sentiré al escogerlo. Nunca le he preguntado a Santiago por esa mujer, porque me da miedo conocerla y que sea tan especial como dice él. De esa forma no me quedaría nada para odiarla.
- Alanna que alegría verte- dice Amanda abrazándome al abrirnos la puerta y dejarnos entrar.
- Digo lo mismo Amanda, hace días no hablamos- digo devolviéndole el abrazo.
- Hola Mariana, Olivia, me alegra tenerlas aquí- dice besando a cada una en la mejilla.
- Digo lo mismo- dice Olivia.
- Me encanta verte tan alegre- le dice mi madre, ella se ríe.
- ¿Qué os trae a mi humilde morada? - dice Amanda haciéndonos reír.
- Vinimos a buscar un vestido de novia- le dice Olivia. Me doy cuenta inmediatamente por la cara de Amanda de lo que piensa incluso antes de hablar.
- ¡Te casas! - exclama emocionada.
Conozco a Amanda desde que abrí mi empresa. Ella fue la única que se nos unió, pues las demás no se fiaban mucho de mí. Sin Amanda y sus hermosos vestidos, jamás hubiéramos podido avanzar.
- No, no, para nada- le digo riéndome- Estoy preparándole una boda sorpresa a un amigo para su novia y a pesar de negarme, lograron convencerme de venir a buscar el vestido según mis gustos.
- Pero este debe de ser escogido por la novia. No importa cuán parecidos sean vuestros estilos, jamás será lo mismo- dice extrañada.
- Lo sé, pero no tenemos otra opción. Por lo tanto, cuanto antes empecemos mejor. Solo tengo un mes para hacer todo y el tiempo vuela.
- Vale- se limita a decir, aunque sé que piensa como yo. Sacó varios trajes, cada uno más impresionante que el anterior, pero cuando me los probaba no pasaba nada, no sentía que fueran el indicado.
- Al, querida, te has probado media casa. Llevamos aquí tres horas y aún no te gusta ninguno. Mira la belleza que tengo aquí, no te parece hermoso- dice mi madre mostrándome uno sencillo con pedrería en el escote.
- Mamá ese ya me lo probé y tampoco es- le aseguro. Seguramente me estoy esforzando demasiado. No es mi boda por lo cual podría elegir cualquiera y listo. Si tan solo no me hubiera prometido dar lo mejor de mí.
- Pues si seguimos así, se acabarán todos y esta será una boda incompleta- dice Olivia haciendo reír a las otras.
- Tranquilas Mariana, Olivia, es normal que una novia se pruebe todos los vestidos antes de seleccionar el indicado- les dice Amanda.
- Yo no voy a ser la novia- le recuerdo.
- Lo siento, se me olvidó- se disculpa con una dulce sonrisa- No obstante, que no seas la novia no tiene mucha importancia. Al ser la que lo eliges, es como si lo fueras.
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¿QUIÉN ES LA NOVIA?
RomanceAlanna Russemburgo es una mujer de veintiséis años, cariñosa, amable y de buen corazón. Dirige su propio negocio de organizar bodas y le encanta el romanticismo, sin embargo, no ha podido encontrar al amor de su vida, aunque no ha perdido la esperan...