ONE SHOT'S - Jojo's Bizarre Adventure x READER

Weather Report

Gente no sé que hice acá, mejor mándenme pedidos porque tengo la cabeza llena de cosas para esto, no sirvo *llora*

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Un poder incontrolable

—Wes, ¿qué harías si yo me fuera?

—Al fin podría descansar de tanto palabrerío. —respondió el peliblanco junto a una leve sonrisa.

—Oye —la joven le dio un golpecito en el hombro— Hablo en serio, ¿qué pasaría si nunca más me volvieras a ver?

—¿De qué hablas? —esta vez de manera más seria, el chico la tomó por la barbilla— Tú nunca te irás.

—Ese no es el problema, tengo miedo de que de ahora en más un día ya no me recuerdes.

—¿Por qué lo haría?

El zagal vio como su novia desparramaba lágrimas, cosa que hizo que al instante Wes se pusiera modo alerta y la abrazara.

—Aunque me borraran la memoria a golpes, yo nunca me olvidaría de ti, T/n.

¿Todo fue una mentira?

Existen personas que tenían la suerte de nacer o heredar poderes asombrosos, muchos otros tendrían los llamados "Stands", sin embargo, no todo siempre era color de rosa.

T/N había nacido con un poder, si es que así podía llamarse, de volver al pasado al morir. Muchos dirán que eso era algo a lo que no podía llamarse poder y muchos menos un stand, pero al no saber controlarlo, había una persona en especial que la utilizaba para fines no tan buenos.

Esa persona era Enrico Pucci.

Para resumirlo, T/N era una joven que fue engañada por él al confesarle su poder al casi Sacerdote. Lejos de eso, nunca pudo darse cuenta de cómo poco a poco fue convirtiéndose en su esclava.

La cosa era así, cada vez que moría ella era regresada al pasado, no lograba controlar en qué lugar. Solo ella permanecía con la memoria intacta, o al menos eso era así, hasta que Pucci descubrió el secreto con ayuda de su stand.

Cuando se enteró que tenía una relación con Wes y que aquello podía causarle problemas, Pucci la secuestró para usarla a su antojo.

—T/N... muere una vez más.

Pucci era amado por todos, un casi Sacerdote de alta voluntad.

Pero él había apuñalado su vida tantas veces, que lo que sentía por él nada más era odio.

—T-tú... en serio me estás pidiendo otra vez...

En el momento en que escuchó eso...

—¿Quieres que muera?

Sintió que su mundo cada vez se destruía más y más.

—Y-yo ya estoy encerrada aquí, ¿y todo por culpa de Perla?

—¡Eso no lo pude evitar! Tuve que encerrarte aquí para que no cometas otra locura, pero ahora Perla conoció a Wes, entiende que esto es mucho peor de lo que tenían tú y él.

—Mentira, esto se puede resolver. Wes no está enamorado de Perla, él no se olvidaría de mí.

—Que equivocada estás, niña. Solo tú y yo podemos recordar todo lo que pasó antes de volver al pasado, ahora Wes y Perla se están enamorando y eso está mal, ¡ellos son hermanos!

—¿Y yo qué? —comenzó a decir con la voz temblorosa— ¿Siempre debo salir lastimada?... ¡¿Debo morir por alguien más?!

Enrico apretó los dientes, esa actitud no le estaba gustando.

—Sí. Después de todo, es tu octava vida. Solo debes morir y volverás al pasado.

Aquello era algo tan cruel e injusto. Extrañaba su vida antes de conocer al sacerdote, su vida con Wes, pero ahora que volvió a la vida tantas veces, ¿quién le aseguraba que él la recordaría?

Incluso ahora... estaba pagando los pecados de otras personas.

—Yo también soy una persona...

—¡Deja de pensar solo en ti! ¡Eres mi mano derecha, Dios te trajo a mí! ¡¿No puedes hacer un simple sacrificio?! ¡Dios te lo pagará por todo lo que haces!

Cada vez que Pucci hacía algo mal, iba directo a ella, como si fuera un simple botón de "volver a comenzar".

Al principio era para volver y poder regresar con un tal DIO, y ahora todo se enfocaba en Perla.

La última vez ella misma había tratado de que Wes la reconociera y así pedirle ayuda, pero antes de que este pudiera reaccionar, Pucci se la llevó lejos.

¿Qué le quedaba a ella ahora? ¿Morir miserablemente hasta el cansancio?

No quería aceptarlo, pero estaba claro que Wes ya no la recordaba desde hace mucho tiempo.

—Yo... quiero ser libre.

—¡Deja de quejarte y muere de una maldita vez! El dolor será momentáneo. Piensa en el bienestar de Perla, en MI bienestar para hacer un mundo mejor...

¡POR FAVOR!

—¡Ah!

T/N abrió los ojos y se tocó el pecho, el corazón le latía muy rápido. Cuando recuperó la respiración, notó que estaba en un lugar parecido a un hospital.

—¿Estás bien?

—¡AH!

Cuando notó que una segunda voz le había hablado, T/N casi cae de la cama, pero un joven moreno de pelo blanco la sostuvo antes de caer. Si no fuera por sus ojos, sería igual a su hermano Pucci.

Pero aun así, era una persona que conocía muy bien.

Wes Bluemarine.

—Tú... por tu culpa yo...

—Shhh, respira lentamente, yo ya lo sé todo.

Fue ahí cuando T/N recordó todo, el cómo de pronto una lluvia de ranas comenzó y cómo Weather la rescató antes de que su hermano la obligara a matarse de nuevo.

—Wes... tú... ¿lo recuerdas?

—¿Cómo podría olvidarte? Estuve lidiando tratando de aprender más de mi Stand para poder ir tras Pucci, no sabes lo preocupado que me tenías.

T/N lentamente tocó su rostro para comprobar que fuese real y las lágrimas no tardaron en salir, todas aquellas semanas habían sido un infierno, pero las esperanzas volvieron ahora que se encontraba de nuevo en los brazos de Weather.

Sin pensarlo dos veces la joven se le subió encima y lo abrazó para luego tocar sus labios con los suyos, aún creía que estaba soñando.

—Wes, Wes... te extrañé mucho. Enrico me mató varias veces y me dijo que ya no me recordabas.

—En el primer instante en el que te fuiste lo noté, T/N. Creo que de alguna forma estamos conectados.

El chico le limpió suavemente las lágrimas con sus dedos, besando cada una de ellas.

—Tranquila, de ahora en adelante siempre estaremos juntos. Nadie te detendrá, veremos cómo controlar ese poder tuyo, ¿sí?

—No, no quiero saber nada más de este poder, me quiero morir y ni eso puedo hacer, ¿lo entiendes?

—Shhh... juntos lo solucionaremos.

Y así, mientras T/N lloraba desconsoladamente en el pecho de él, Wes le acariciaba el pelo y le depositaba tiernos besos en sus mejillas para tranquilizarla.

De ahora en adelante, ya no habría más sufrimiento.