Capítulo 6

1.7K 431 12
                                    

Alex

El cotillón está resultando todo un éxito. Dany tiene un pico de oro, con el que no solo convenció a casi toda la plantilla, para disgusto de mi padre, lo digo porque nos cuesta más la puñetera fiesta, sino que se las ingenió para llevarse toda la atención de todo el mundo mientras les preguntaba. Y no solo lo hizo en la fábrica, sino que contactó por teléfono con los que estaban de vacaciones. El único que no podíamos traernos era a Charly, por razones obvias. En total 46 personas. En cuanto papá hizo números me amenazó con quitarme la paga extra.

Con lo bien que nos salió la campaña de Halloween, podemos permitirnos el hacer un pequeño esfuerzo para nuestros empleados. Además de ese último pedido de carbón de azúcar que nos llegó a última hora. El 28, día de los inocentes un influencer de esos le hizo una broma a un famosito de turno con carbón de azúcar, y el 29 era trending topic en todas las redes sociales. Las tiendas enseguida vieron como la demanda de este producto acabó con sus existencias en unas horas, así que hicieron pedidos como locas. ¿Y quién podría abastecerlos? Pues eso, nosotros. El 30 salió la primera remesa a última hora de la noche, y hoy 31 estaba lista la última del año. Implantamos un ritmo frenético para cumplir con los pedidos, y nuestros empleados respondieron de manera ejemplar a nuestra llamada. Todo por la empresa. Esto no ocurre en las grandes multinacionales, donde la relación empresa-trabajador es más impersonal. Así que papá no protestó tanto con lo de la fiesta, a fin de cuentas, los que hicieron el trabajo duro para sacar toda la producción a tiempo fueron ellos.

Siento como alguien choca conmigo. Trato de sostener a la mujer antes de que se caiga encima de mí, pero es tremendamente difícil porque ella no tiene control de su cuerpo. Apenas son las dos de la mañana, hace una hora que ha empezado esto, y ya está borracha. ¿Con cuantas copas ya está así de perjudicada?

—Estás muy serio, guapetón. —Casi me mete su generoso escote en la boca. En buena hora me agaché para sostenerla. No es que aprecie tener un buen par de tetas así de cerca, pero no me gusta aprovecharme de una chica en ese estado. Para un hombre desesperado puede que sirva, un polvo rápido en algún baño o similar, pero yo no quiero estar pensando si en mitad de un beso apasionado acaban llenándome la boca de vómito alcohólico. Asqueroso. ¡Egh!

—¡Eh!, Trini, me debes este baile. —Un hombre de unos 50, cuya cara me suena, pero no recuerdo su nombre, tira del hombro de la susodicha liberándome de su empalagoso abrazo. ¿Cuándo sus brazos me aferraron el cuello? Es un pulpo vestido de rojo.

Respiro aliviado cuando mi cuello es liberado y vuelvo a respirar. Necesito otra copa. Miró mi vaso para encontrar apenas un dedo de mi gin tonic, sí, necesito llenar el depósito de nuevo. No es que suela beber mucho, pero un día es un día, y aquí dentro hace mucho calor. Mi corbata ya está metida en el bolsillo de mi chaqueta, la que está sobre una silla junto a la puerta de la derecha. Lo siguiente que me queda es remangarme las mangas de la camisa, pero me resisto a dar ese paso, porque soy un maniático al que le gusta ir impecable. Aunque cederé, solo necesito un poco más de alcohol y ya no me importará vestir como un ordinario.

—¡Esa Dany! —El grito de otro empleado, tampoco sé quién es, aunque me suena del almacén, me hace mirar por la sala en busca de la susodicha.

No sé si se han dado cuenta, pero la música ha vuelto a reproducirse de nuevo como al principio, lo sé porque después de una canción de Navidad que ha salido este año, pasó a la ya mítica canción de "all a want in Christmas is you" de Mariah Carey, además, en la pantalla de la pared se proyectan los videos correspondientes a cada canción. Estoy seguro de que se han bajado de Youtube una lista de reproducción prefabricada. No me quejo, con tan poco tiempo no daba tiempo a contratar un DJ, y esto sale mucho más barato. El alcohol, las luces estroboscópicas en plan disco ochentera, y los videos musicales, son todo lo que necesita esta gente para ser feliz.

Dulce NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora