Capítulo III.

323 53 15
                                    

Lo observo manejar y sonrió complacida, mi mejor amigo me está apoyando como lo ha hecho todos estos años. Mi corazón casi se me sale del pecho solo en pensar que estaré embarazada en poco tiempo y por fin tendré la familia que tanto quiero.

—Sana y salva en casa...

Me atuso el vestido para que cuando me aje del carro no se me vea el culo, agarro mi cartera y miro a Sasuke.

—Gracias por traerme. ¡Eres un sol!

—Enana, cuídate bien. Debo ir ahorita al bufete, pero prometo que vendré en la noche a verte.

—No hace falta, Hinata vendrá esta noche a quedarse conmigo.

—¿Rechazas a tu mejor amigo? — Pone una mano en su pecho fingiendo que tiene un dolor en el corazón y me rio como loca.

—No, claro que no, solo digo que no tienes que pasar una noche aburrida cuidándome cuando puedes verte con tu linda Shmutsi Boo y hacer cositas cochinas...

—¿Cositas cochinas? — Su carcajada es como un soplo de aire fresco, sin duda Sasuke me hace sentir tranquila y relajada con todo este tema de la inseminación artificial — No son cositas cochinas, solo porque tú las hagas de una forma artificial con un doctor no quiere decir que el resto debamos hacerlo así.

—Retiro lo dicho, ya no eres un sol. Eres un idiota...

—También lo sé.

—Escríbeme al WhatsApp cuando te despiertes y vemos que hacemos en la noche.

Asiste guiñandome un ojo, me acerco a su cara sin aviso y beso su mejilla como siempre. Sasuke ni se inmuta por mi cercanía, está acostumbrado a que siempre le bese la mejilla para despedirme. Bajo del carro y entro a la casa que está sumergida en un total silencio, algo me dice que dentro de poco todo este silencio se acabara.

Una parte de mi corazón está asustado por esta nueva etapa que estoy por vivir, pero otra está súper feliz. Camino a paso lento para llegar a mi cuarto, estoy agotada y muero de sueño, ni siquiera hago el intento de quítame la ropa, solo me quito los zapatos y me recuesto en la cama, me muero de sueño. Pocos minutos después estoy en los brazos de Morfeo.

—¡Enana, despierta!

Mi cerebro desorientado escucha una voz a lo lejos pero no logro abrir los ojos, es como si estuviera con los párpados pegados. Siento una mano que mueve mi hombro suavemente y abro un ojo como puedo. La cara perfecta de Sasuke está frente a mí, pienso que es un sueño, pero lo descartó enseguida al ver su cara de molestia de siempre.

—¿Qué haces aquí? — Mi voz es pastosa y ronca. ¿Cuánto tiempo dormí? — ¿Por qué no me escribiste?

—Claro que lo hice, no respondiste ninguno...

—¿En serio? — Musito apenada, me siento en la cama y pego mi espalda al respaldo para verlo mejor.

—Hasta te llame varias veces, como no respondiste me asusté y vine para ver que te había pasado. Abrí con la llave de emergencia — Asisto con la cabeza mientras agarro mi teléfono que estaba aún metido en la cartera, tenía muchas llamadas perdidas y miles de WhatsApp de mis amigos —. Naruto y Hinata te están preparando algo para cenar...

—¿Cenar? — inquiero.

—Sí, ya es de noche.

—¿Dormí todo el puto día?

—Eso creo, enana.

—¡Joder!

Mascullo parándome de la cama, abro las cortinas de la ventana y efectivamente es de noche. Cuando llegue a la casa no eran más de las 11:00 de la mañana. Nunca había dormido tanto, aunque es atendible porque anoche no pude pegar un solo ojo.

Antojos de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora