Capítulo 1

1.2K 92 0
                                    

Viserys POV

El sonido de la lluvia repiqueteaba en todo el castillo.

Era muy de noche, su hija Rhaenyra se encontraba ya durmiendo, mientras tanto él se encontraba en un rincón de su habitación, observando las gotas deslizarse por la ventana y los truenos y rayos iluminar la oscura noche.

Estaba triste. Muy triste. Pensaba que todo lo que tocaba lo perdía. Primero a su dragón Balerion, el cual no pudo más que montar una vez antes de que falleciera, su mujer Aemma que muere dando a luz a su hijo Baelon el cual muere junto a ella y Tyrmae, la mujer con la que estuvo descargando sus sentimientos, a la cual le tenía un gran cariño por ser la bruja de su casa, había desaparecido de la nada, dejándole una nota junto a un bebé que en estos momentos yacía en la antigua cuna de Rhaenyra.

Querido Rey Viserys y amigo de la infancia,

Siento dejarte esto de imprevisto, pero no puedo quedarme aquí sabiendo lo de mi maldición. Ambos sabíamos que si en el acto de amor de una bruja con un Targaryen saliera un hijo, esta sería perseguida por los suyos hasta dar con su muerte, puesto que nacería un ser muy poderoso que podría acabar con todo. 

Así que te pido por favor, que la cuides por mi, que la trates como a una hija no bastarda, como a una verdadera Targaryen y que no te olvides de hablarle de mi ni de decirle que siempre la he querido y siempre la querré.

Lo siento mucho, 

Con cariño,

Tyrmae.


Con lagrimas en los ojos y algunas que se escabullían por su mejilla, quemó la carta para que no quedara constancia ni prueba de tal acto y se dirigió a ver a su hija recién nacida.

Podía observar que la gente murmuraría a sus espaldas al ver que su hija no tenía gran parecido a los Targaryen, pero nada más le importaba ella, su pequeña nombrada Rhaelys, a la cual cuidaría como su hija y le recordaría a su desaparecida mejor amiga y guardiana.'

Viserys, después de revisarla, fue a acostarse a la cama juntando la cuna junto a él. Pasó un rato mirándola, viendo como balbuceaba y poco a poco iba cerrando sus ojitos de distintos colores, pero no por ello menos bonitos.

Ambos acabaron durmiéndose con la luz de la luna iluminando el cuarto del rey.

Lo que no sabía, es que esa noche, Vermithor, el dragón de casi 100 años de edad, rugió a la luna en un acto de reclamo a la pequeña bebé recién nacida, acto que guardias que vigilaban ese lugar escucharon y pensaban decir al día siguiente a su Rey.

Lo que si no vieron fueron las velas que iluminaban el cráneo del difunto Balerion apagarse y caerse de la mesa por el quebramiento de esta.

La bastarda del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora