CÓMO LLEGAR AL TOP 100 DE AMAZON... antes de morir en el intento (Completo)

3. 2. Indicaciones particulares a la hora de escribirla

Respecto a las técnicas de narración y escritura, como te dije, no voy a darte un curso, puesto que ya existen muchos y algunos muy buenos. Es más, para que de verdad pudieras aprovecharlo sería necesario disponer de mucho tiempo, saber tu nivel real de inicio y, por supuesto, realizar ejercicios para asimilar los conocimientos. Por eso, he decidido enumerar solo algunas directrices muy básicas, de las que suelen salir en todos los cursos de narrativa, junto a otras muy personales y que son fruto de la práctica adquirida durante los años que llevo escribiendo. No están ordenadas bajo ningún criterio.

1) Desecha adjetivos y adverbios, salvo cuando la oración no tenga el mismo significado sin ellos. Esto rige de manera especial para todos los adverbios de modo y, dentro de ellos, para los acabados en mente.

Uno de los principales indicadores a la hora de percibir que estás con un texto escrito por un escritor novel es la abundancia de adverbios acabados en mente. Si al final de tu escritura usas el buscador para encontrarlos, te darás cuenta que todos, o casi todos, son superfluos y su ausencia no cambia el sentido del texto, ni altera su profundidad.

Puede que sea tu primera novela, pero no incluyas un cartel en ella que diga «soy novato».

2) No imprimas un énfasis artificial a la narración. Dicho de otro modo, el lector no quiere que le impresiones, sino que lo único que espera es sentirse cómodo con tu manera de narrar. Yo sé de un autor, al que leí un día por curiosidad, que me dejó alucinado. Aquello no solo era una orgía de adjetivos y adverbios, sino que narraba con tal vehemencia algo tan intranscendente como que un hombre iba por un camino que mismo parecía que el bueno del protagonista acababa de ganar una batalla en la época de los romanos. Incluso me costó saber qué me estaba contando. Por supuesto, aguanté hasta la tercera página para comprobar si aquello cambiaba o había algo que justificase ese tono de narración, pero no, el protagonista en realidad solo estaba dando un paseo casual por el bosque. Por supuesto, lo abandoné y no volví a leer nada de ese autor.

) No cometas faltas de ortografía. Terribles. Puede que tengas dudas en alguna palabra, que no estés al día con las nuevas normas ortográficas cuando se cambian o que se te haya escapado alguna al equivocarte con una tecla. Siempre he mantenido que poco se habla de la mala leche de quien decidió colocar la b al lado de la v en los teclados, ese hombre no puede estar disfrutando del cielo. Pensarás que tú no tienes faltas de ortografía y que esta indicación está de más, y es posible que sea así, pero si la incluyo es porque, como te digo, son fatídicas.

Si un libro tiene una falta de ortografía, una sola falta de ortografía, deja al autor como un inculto y si el lector se percata de que ha elegido un libro escrito por un inculto, te sentenciará. Piensa que los lectores tienen la curiosa afición de leer libros para que les enseñen algo y si te cuelgas un cartel que diga «soy un inculto», se sentirá estafado y no tendrás posibilidad de indulto alguno. Eso sin contar que hay gente que solo lee buscando encontrar el error.

4) Documenta tu novela y contrasta todos los datos que incluyes en ella. Esta indicación está relacionada con la anterior. El lector espera que le enseñes algo y si te pilla en una incorrección no te lo perdonará.

¿Recuerdas que te dije al inicio que no iba a ser diplomático ni con el mundo literario ni contigo? Pues me he quedado corto, porque creo que también me voy a ganar la antipatía de muchos lectores. Como tú eres autopublicado no solo tienes que documentar bien tu novela, sino que tienes que evitar dar datos que, aun siendo correctos, la inmensa mayoría de los lectores pueda pensar que son incorrectos. ¿Por qué? Porque la realidad es que cuando publicas una novela con una gran editorial y en la narración dices algo que al lector le resulte extraño, la tendencia generalizada es que piense que tienes razón o, en último caso, vaya a consultarlo. Pero si tú eres autopublicado, entonces no vas a tener el beneficio de la duda, no lo va a comprobar y dará por hecho que te has equivocado.