Capítulo 2

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Natalia POV

Nos adentramos en la planta de Inmigración y caminamos hasta llegar al mostrador de la zona.

-Siguiente. -Habló el chico del mostrador-.

Alba se saltó toda la cola y corrió hasta el mostrador.

-Es para solicitar un visado por matrimonio-.

-La señorita Reche-.

-Sí-.

-Por favor, acompáñenme-.

Ambas caminamos hasta uno de los despachos de la planta, el chico del mostrador nos dejó allí, a la espera de alguno de sus compañeros.
Allí me senté en una de las sillas, mientras que la rubia esperaba de pie.

-Esto me está dando mala espina. -Le susurré-.

-Hola. -Saludó un hombre entrando al despacho. -Me llamo Gilbertson, ustedes Natalia y Alba-.

-Así es-.

-Siento la espera, hoy tengo un día de locos. -Caminó hasta la silla que había frente a mí y se sentó. -

-Si, si, lo entendemos, y no sabe lo agradecidas que estamos de que nos estés atendiendo hoy. -Habló la rubia-.

-Bueno, les haré una pregunta. -Dijo mirando la carpeta con nuestros datos. -¿Estáis cometiendo fraude, para que a Alba no la deporten y conservar su puesto de editora jefa?-.

-Que chorrada. -Respondí yo a la pregunta-.

-¿Qui... Quién ha dicho eso? -Preguntó la rubia-.

-Esta tarde recibimos una llamada de...-.

-¡Aj! -Exclamó nuevamente la rubia. -¿No habrá sido Bob, el hombre que he despedido...?-.

-El mismo-.

-Pobre Bob.. Yo... Yo... Lo siento. Bob no es más que un desempleado despechado. Discúlpele, pero sabemos que está usted ocupadísimo, tiene... Una sala llena de jardineros y repartidores a los que atender. Así que si nos dices cual es el próximo paso que tenemos que dar, nos iremos-.

-Señorita Reche, por favor -Se carcajeó Gilbertson, mientras señalaba la silla bacía a mi lado. -Voy a explicaros el proceso que está apunto de iniciarse. Primer paso. Una entrevista concertada, irán a salas separadas, y preguntaré cosas personales que una pareja real sabría contestar. -Se acomodó mejor en la silla. -Segundo paso. Estudiaré sus vidas, sus registros de llamadas, hablaré con sus vecinos, entrevistaré a sus compañeros, si no coinciden sus respuestas en todos los puntos, usted. -Señaló a la rubia. -Será deportada indefinidamente. Y usted joven. -Me señaló a mi. -Habrá cometido un delito, y será castigada con una multa de doscientos cincuenta mil dólares, y cinco años de internamiento en una cárcel federal-.

Ninguna de las dos pestañeó mientras Gilbertson decía aquellas palabras. Y ni hablar de la respiración....

-Bueno Natalia. -Volvió a hablar el hombre. -¿Tiene algo que contarme?-.

Su mirada fija, penetraba la mía. Haciendo que mi nerviosismo se disparara hasta las nubes.

Ni siquiera me salían las palabras, así que simplemente negué con la cabeza.

-¿No? -Preguntó con dulcera el hombre-.

Yo volví a negar, pero el nerviosismo me pudo, y comencé a asentir.

-¿Sí? -Volvió a preguntar con dulzura-.

-La verdad... -Carraspeé. -Señor Gilbertson. La verdad es que Alba y yo... Éramos dos personas, destinadas a no enamorarse. -Mi mirada viajó a la de la rubia. -Pero lo hicimos. No podíamos decirlo en el trabajo, por que... Estaban a punto de darme un ascenso. -Me aproveché del momento-.

Kairós 「Albalia」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora