Capítulo 5

307 28 4
                                    

Alba POV

-Me encanta este sitio. No hay manera de dejarme en casa, jamás diría que no, a venir aquí-.

Las chicas, finalmente me llevaron a un pequeño bar, donde olía a cacahuete y a perfume barato de vieja.

-Espero que estés lista para una buena sorpresa, por que... Por que, este sitio es uno de los mayores tesoros de aquí. -Habló María-.

-Sí que lo es. -Le dio la razón la abuela-.

Las luces se apagaron, y en el escenario que teníamos frente a las mesas colocaron una silla.

Al rato encendieron un foco.

-Alba te va a encantar. -Decía la abuela entusiasmada-.

La gente comenzó a aplaudir al ritmo de la música, mientras que otros silbaban.

El foco dio luz a una cortina que había sobre la barra del bar, la cual quitaron, dejando ver a hombre de pelo afro, vestido con un bodi, cuya espalda dejaba al aire libre, y un pantalón ajustado de color negro. 

El tío bajó con una cuerda hasta el escenario, como si de Tarzán tratase.

-Ramón es el bailarín exótico de la isla. -Me habló la ex de Natalia esta vez-.

-Y lo tenemos para nosotras. -Me decía la abuela con entusiasmo-.

El tío agarró el bodi y pegó un tirón, quitándoselo al momento, y quedándose con el torso al aire.

-¡Dale caña, Ramón! -Animaba la abuela. -¡Ven aquí Ramón! -Exclamaba mientras movía un fardo de billetes-.

-Guau. -Yo no era capaz de creerme lo que estaba viviendo en aquel pueblo-.

María sacó una diadema con una red blanca, simulando un velo, y me lo colocó en la cabeza.

-Enséñale lo que se va a perder. -Escuché que le decía a Ramón, mientras metía dinero entre sus pantalones-.

-¡Ven aquí mi princesa! -Se acercó a mi-.

-Oh, no, no, no. Os agradezco el detalle, pero...-.

-¡Vamos Alba! ¡Súbete al escenario! -Exclamó la abuela-.

-Qué me arranquen los ojos. -Susurré cuando noté que me levantaban de la silla. -De acuerdo... Vamos allá-.

Me acerqué hasta Ramón, y ambos subimos al escenario. Allí, Ramón me sentó sobre la silla, y el se colocó frente a mi de espaldas. Acto seguido colocó sus manos en la cintura y pegó un tirón a sus pantalones. Dejándolo frente a mí en tanga.

Un tanga de cuero negro.

Comenzó a sacudir su culo, y a ponerlo en pompa a pocos metros de mí. A continuación comenzó a hacer barios bailes más, dando bastante asco.

Mi cara debía de ser un cuadro.

-¡Pégale! -Exclamó la abuela. -¡Pégale en el culo!-.

-¿Un azote!? No, no, no. ¿Puedo irme ya?-Me levanté de aquella silla y corrí hasta la salida de aquel espantoso sitio. -¡Libre! -Dije tras tirar al mar el mejunje que me habían servido en un vaso-.

-¡Eh, estás aquí!. -La voz de la ex de Natalia se hizo paso allí. -¿Cómo lo llevas?-.

-Bien, bien... Aquí... Tomando el sol... -Contesté, aunque estuviera el clima nublado-.

-Ajam... Los Lacunza a veces son un poco abrumadores...-.

-Si... Si-.

-Esto es distinto a Nueva York-.

Kairós 「Albalia」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora