TRES

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LA CASA MEVIE.

La nieve, irónicamente, empapaba la tumba de Regina, y allí estaba ella con lagrimas en los ojos, y completamente sola, recordando que, hoy era el cumpleaños de su madre

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La nieve, irónicamente, empapaba la tumba de Regina, y allí estaba ella con lagrimas en los ojos, y completamente sola, recordando que, hoy era el cumpleaños de su madre. Se odiaba a sí misma por no quererla como cualquier hija quiere a su madre, se odiaba a sí misma por no haber asistido a su funeral, y se odiaba a si misma por no poder amarla, y no lamentar tanto su pérdida.

Se sentó al lado de la tumba, el frio la mataba pero por alguna razón eso no le molestaba en lo más mínimo, sus ojos estaban más que rojos y su cuerpo temblaba.

—Eres abuela.— Comentó, dejando una rosa, —Tienes dos nietos, Allegra y Marco... Mal.— Su vista se nubló, su garganta se transformó en un nudo y las palabras se trabaron en ella. —Mal, tu favorita... esta casada con Ben, ella vino a tu velorio, no como la estupida de tu hija.— Sollozó.

Evie estaba por irse, cuando sintió que unos brazos la envolvían y una conocida chaqueta de cuero la abrigaba.

—No digas una sola palabra, porque no voy a soltarte.— Advirtió, metiendo la dentro del auto, Evie suspiró apoyó su cabeza contra el vidrio y dejó ver su lado más vulnerable.

—¿A donde me llevas?— Preguntó.

—A donde podamos hablar sin que nadie nos interrumpa, porque creo que tenemos unas cuantos charlas pendientes, ¿No es así?.

Evie asintió, su acompañante manejó lejos de allí, a lo que muchos, incluido Hadie, solían llamarle, "La casa Mevie".

El desconocido llevó a Evie hasta el sillón, prendió la calefacción y se sentó frente a ella.

—¿Mejor?— Preguntó con voz gruesa, antes de quitarse la máscara, Evie bufó. —¿En que estabas pensando?.

—En desperdirme de mi madre, ¿Tampoco puedo hacer esto?.

—Sí, pero no sola, y menos con alerta por frío.

—Lo siento, Reinita, olvidé leer la constitución.

—¿Por qué me odias tanto?.

—Porque me llamaste traidora en medio de un vivo mundial, dijiste que te había dejado completamente sola, y luego pusiste a todo Auradon, Hadsito, mi tio favorito y el idiota de tu novio en mi contra.

—Bueno es que déjame decirte, Princesita, que eso fue lo que pasó. Me abandonaste y me dejaste completamente sola.

—No, tu no tienes idea de lo que se siente estar solo.

—Ay por favor, ¿Tu sí? Estas llena de fans por todas partes del mundo, y vienes a decirme que sabes lo que se siente estar sola.

Evie no respondió.

—No se lo que se siente tener un novio que daría todo su reino por ti, no se lo que se siente tener un padre que te quiere por lo que eres y no por la herencia que puedes tener, y no se lo que se siente tener un hermanito porque me quitaron al mío cuando el tenía ocho años. Y te diré algo, Dragón, no tienes idea de lo que siento cada mañana al ver a mis hijos y sentir que tal vez no pueda darles la infancia que merecen, o el miedo que siento en convertirme en mi madre, y sabes que, princesa, no debes preocuparte tanto por mi, porque en menos de una semana, volveré a mi pueblo.— Suspiró, —Ten tu campera, hubiera sido mejor morir allí, los dragones, no rescatan a las princesas, ¿Recuerdas Malsy?.

Mal suspiró, dejandola ir, aunque tuvo una brillante idea.

TRAITOR [MEVIE] Historia CortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora